Tras esos hechos contrastados, La Malinche acumula un buen número de leyendas, de suposiciones menos comprobables, y de asociaciones más o menos justas al personaje, como puede ser la palabra malinchismo o el considerarla, por muy pocos, primera madre de México. Estas leyendas, suposiciones y asociaciones quizá puedan agruparse en cuatro tipos:
Las relativas a la novelesca historia de su infancia: Nacida en noble cuna. Secuestrada y vendida como esclava siendo niña, por un conflicto familiar en el que su madre y su hermano la traicionan. Encuentro de la cautiva con el conquistador, que la hace su mujer y la encumbra... Y vuelta a su lugar de nacimiento, donde, en lugar de vengarse de su madre y su hermano, se preocupa porque sean bautizados y los cubre de regalos,... No es de extrañar que algunos cronistas puedan haber exagerado o adornado la historia, que es digna de las novelas de caballerías que los conquistadores adoraban.
Las que aluden a una supuesta historia de amor con Cortés: Seguramente no hubo tal; las relaciones humanas en el siglo XVI no pueden juzgarse con criterios actuales, y menos aún con criterios novelescos. Cortés tuvo un hijo con Malintzin, pero también tuvo otro con Tecuichpo, la hija de Moctezuma que hubiera sido mujer de Cuitláhuac o de Cuauhtémoc. Posiblemente su relación amorosa con Malintzin fue mucho menos intensa de lo que se quiere a veces suponer.
Las que la culpan de traición a los suyos, de venta de la patria: Es evidente que Malintzin no tenía ninguna patria que vender. Cortés se aprovechó precisamente de que no existiera unidad, y sí gran enemistad, entre los pueblos con los que entraba en contacto. La palabra "malinchismo", con la que se adjetivan las acciones en perjuicio de la propia cultura (sobre todo si además son en beneficio personal propio), o la preferencia por lo extranjero por el hecho de serlo. Seguramente no fue un sentimiento de los vencidos, y es muy posterior a la conquista.
Las que la señalan como madre fundadora: Malintzin también tiende a evocar el nacimiento de una nueva patria y, en un sentido general, la maternidad. Se la asocia, por ejemplo, a la leyenda de La Llorona, (un fantasma clásico de la Ciudad de México, que en sus apariciones grita ¡Ay, mis hijos!).
Las relativas a la novelesca historia de su infancia: Nacida en noble cuna. Secuestrada y vendida como esclava siendo niña, por un conflicto familiar en el que su madre y su hermano la traicionan. Encuentro de la cautiva con el conquistador, que la hace su mujer y la encumbra... Y vuelta a su lugar de nacimiento, donde, en lugar de vengarse de su madre y su hermano, se preocupa porque sean bautizados y los cubre de regalos,... No es de extrañar que algunos cronistas puedan haber exagerado o adornado la historia, que es digna de las novelas de caballerías que los conquistadores adoraban.
Las que aluden a una supuesta historia de amor con Cortés: Seguramente no hubo tal; las relaciones humanas en el siglo XVI no pueden juzgarse con criterios actuales, y menos aún con criterios novelescos. Cortés tuvo un hijo con Malintzin, pero también tuvo otro con Tecuichpo, la hija de Moctezuma que hubiera sido mujer de Cuitláhuac o de Cuauhtémoc. Posiblemente su relación amorosa con Malintzin fue mucho menos intensa de lo que se quiere a veces suponer.
Las que la culpan de traición a los suyos, de venta de la patria: Es evidente que Malintzin no tenía ninguna patria que vender. Cortés se aprovechó precisamente de que no existiera unidad, y sí gran enemistad, entre los pueblos con los que entraba en contacto. La palabra "malinchismo", con la que se adjetivan las acciones en perjuicio de la propia cultura (sobre todo si además son en beneficio personal propio), o la preferencia por lo extranjero por el hecho de serlo. Seguramente no fue un sentimiento de los vencidos, y es muy posterior a la conquista.
Las que la señalan como madre fundadora: Malintzin también tiende a evocar el nacimiento de una nueva patria y, en un sentido general, la maternidad. Se la asocia, por ejemplo, a la leyenda de La Llorona, (un fantasma clásico de la Ciudad de México, que en sus apariciones grita ¡Ay, mis hijos!).
No hay comentarios:
Publicar un comentario