La cultura Mochica, también llamada cultura Moche, se desarrolló en la costa norte del Perú durante los siglos I y VII d. de C. Esta civilización precolombina fue contemporánea a la cultura Nazca que ocupó la costa sur del Perú.
Geográficamente los Mochica se sitúan entre los valles de la Libertad, Lambayeque y Ancash.
Investigaciones recientes apuntan a que dominaron dos grandes regiones separadas por el desierto de Paiján, espacios diferentes, uno al norte y otro al sur, que no impidieron , como demuestran sus restos arqueológicos, que compartieran la misma identidad cultural.
La sociedad Mochica era muy jerarquizada, rendían culto al Sol, a la Luna y a otros dioses, especialmente al feroz Sia Paec. No existía un gobierno central, sino que era una confederación de señoríos guerreros bajo un régimen teocrático-militar donde gobernaba un curaca considerado semidivino.
Los moche eran extraordinarios ingenieros hidráulicos, en todos los territorios que ocuparon realizaron grandes obras de irrigación: canales, acueductos y represas que llevaban el agua de los ríos hasta sus tierras de cultivo. De este modo fueron capaces de transformar la enorme franja desértica peruana en una excelente zona agrícola, productora de maíz, yuca, patata, chirimoya, papaya y cacahuete.
También fueron excelentes navieros, fabricando los llamados “caballitos de totora”, embarcaciones de pesca, además hicieron otras embarcaciones mayores con las que alcanzaron lejanos territorios que sometieron por la fuerza.
Aunque las piezas que más nos asombran son los pequeños útiles de cerámica que han llegado hasta nuestros días, vasijas-retrato de gran realismo y cuencos en colores rojo, naranja y a veces también negro humo, que representan escenas de la vida cotidiana o imágenes relacionadas con sus mitos y ceremonias.
Entre los años 600 y 700 d. de C. la cultura Mochica desapareció misteriosamente, aunque todo apunta a que treinta años de sequía, seguidos de fuertes inundaciones provocadas por la corriente del Niño, y a continuación la invasión del imperio Huari de Ayacucho, fueron los responsables.
A mediados del siglo XX, el arqueólogo peruano Rafael Larco Hoyle recuperó su memoria con la publicación de numerosas investigaciones sobre ellos.
Fuente(s): historiageneral.com
Geográficamente los Mochica se sitúan entre los valles de la Libertad, Lambayeque y Ancash.
Investigaciones recientes apuntan a que dominaron dos grandes regiones separadas por el desierto de Paiján, espacios diferentes, uno al norte y otro al sur, que no impidieron , como demuestran sus restos arqueológicos, que compartieran la misma identidad cultural.
La sociedad Mochica era muy jerarquizada, rendían culto al Sol, a la Luna y a otros dioses, especialmente al feroz Sia Paec. No existía un gobierno central, sino que era una confederación de señoríos guerreros bajo un régimen teocrático-militar donde gobernaba un curaca considerado semidivino.
Los moche eran extraordinarios ingenieros hidráulicos, en todos los territorios que ocuparon realizaron grandes obras de irrigación: canales, acueductos y represas que llevaban el agua de los ríos hasta sus tierras de cultivo. De este modo fueron capaces de transformar la enorme franja desértica peruana en una excelente zona agrícola, productora de maíz, yuca, patata, chirimoya, papaya y cacahuete.
También fueron excelentes navieros, fabricando los llamados “caballitos de totora”, embarcaciones de pesca, además hicieron otras embarcaciones mayores con las que alcanzaron lejanos territorios que sometieron por la fuerza.
Aunque las piezas que más nos asombran son los pequeños útiles de cerámica que han llegado hasta nuestros días, vasijas-retrato de gran realismo y cuencos en colores rojo, naranja y a veces también negro humo, que representan escenas de la vida cotidiana o imágenes relacionadas con sus mitos y ceremonias.
Entre los años 600 y 700 d. de C. la cultura Mochica desapareció misteriosamente, aunque todo apunta a que treinta años de sequía, seguidos de fuertes inundaciones provocadas por la corriente del Niño, y a continuación la invasión del imperio Huari de Ayacucho, fueron los responsables.
A mediados del siglo XX, el arqueólogo peruano Rafael Larco Hoyle recuperó su memoria con la publicación de numerosas investigaciones sobre ellos.
Fuente(s): historiageneral.com
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