La Conquista de Bolivia

La conquista del  Imperio Inca por Francisco Pizarro abrió el camino para la sumisión de la Bolivia actual en el año 1535 y el establecimiento de la Real Audiencia de Charcas, parte esencial del Virreinato del Perú, que abarcó todo lo que hoy es el territorio boliviano.

Aunque la historia de Bolivia en el período virreinal se halla muy ligada al Perú, el origen de la división de ambos territorios se encuentra en las capitulaciones de Carlos V, revisadas en 1534, que asignaban a Pizarro doscientos sesenta leguas desde Tumbes al sur, y otras doscientos a Almagro al sur de éstas.

Inicios
Juan de Saavedra, adelantado de Almagro, llegó en 1535 al Titicaca y al valle de La Paz, para luego fundar Paria (Oruro) y Tupiza en 1536 al sur. La conquista del territorio y los asentamientos se realizaron primordialmente en el altiplano. Gonzalo Pizarro dirigió una expedición al Collao (Collasuyo) y Pedro de Anzures fundó Chuquisaca en 1539, actual Sucre. La Gasca, después de la pacificación del Perú, mandó fundar la ciudad de La Paz en 1548 por el capitán Alonso de Mendoza y en el año 1559 se creó la Real Audiencia de Charcas con sede en Chuquisaca, dependiente del virreinato cuya capital era Lima, con jurisdicción sobre la actual Bolivia y los territorios de Puno, Atacama, Tucumán, Paraguay y Buenos Aires.

Expansion
En 1561 Ñuflo de Chávez fundó Santa Cruz de la Sierra y el virrey Francisco de Toledo mandó crear Cochabamba en 1571, Tarija en 1574 y Tomina en 1575 para proteger el territorio de los ataques de los chiriguanos. Desde el altiplano se comenzó la exploración de las tierras bajas: Andrés Manso, por el Chaco, Álvarez Maldonado y Gómez de Tordoya, el país de los chunchus, al norte del departamento de La Paz y Diego Alemán, al límite del país de los mojos en el departamento del Beni. También se inició la conquista de Tucumán, se funda Mizque en 1603 y Oruro en 1605 por Manuel Castro de Padilla. Se organizan expediciones a Moxos, Chaco y Chiquitos.

Potosí
El territorio boliviano jugó un importante papel en la economía americana cuando en 1545 se descubrieron las minas de Potosí y se fundó la ciudad homónima que alcanzaría un gran desarrollo. En Charcas florecieron La Plata (Sucre), capital política de la Audiencia y Potosí, su capital económica. La impresionante riqueza de mineral de plata del Cerro Rico de Potosí dio lugar a que esa ciudad tuviera en el año 1611, unos 160.000 habitantes, constituyéndose en una de las cinco urbes más grandes del mundo de entonces.

Potosí alimentó en gran parte a la corona española durante los siglos XVII y XVIII y financió en buena medida las guerras europeas emprendidas por Felipe II y sus sucesores. La plata viajaba a lomo de mula hasta el Callao, desde allí se embarcaba a Panamá, de allí nuevamente en mulas a Nombre de Dios o Portobelo, donde se difundía por toda Europa. Para abastecerse de mano de obra indígena los españoles utilizaron la institución inca de la mita. El virrey Toledo reglamentó su funcionamiento en sus famosas instrucciones: debía pagárseles directamente y no a través de los curacas (caciques de las comunidades); debían residir en barrios adecuados, su estancia se limitaba a cuatro meses y se prohibía que los mitayos procedieran de las tierras bajas ya que la gran altitud los diezmaba.


La Iglesia y las Misiones Jesuiticas
En 1671 los jesuitas obtienen de la Real Audiencia de Charcas el privilegio de fundar misiones en Moxos y Chiquitos. También pusieron en marcha la Universidad de San Francisco Xavier en Charcas.

La evangelización comenzó en 1535 con la entrada de los primeros monjes franciscanos. Posteriormente la Iglesia intensificó su importante papel, fundando en 1552 el Obispado de Charcas, con sede en Chuquisaca, el arzobispado en 1609, y en 1605 los obispados de La Paz y Santa Cruz.

Organización Social
La sociedad boliviana se hallaba conformada por blancos españoles y criollos que eran por lo general funcionarios reales, encomenderos, azogueros y grandes comerciantes, y que vivían en las ciudades, al igual que Mestizos, artesanos y pequeños comerciantes. Los indígenas, muy numerosos, trabajaban las tierras y las minas de los españoles bajo el sistema de mita, encomienda o jornal, y disponían también de las tierras de las comunidades.

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Colonización de los Estados Unidos

Archivo:US flag 13 stars – Betsy Ross.svgEn 1607 un grupo de colonizadores ingleses construyó una diminuta aldea en Jamestown, Virginia. Portadores de una cédula del Rey Jaime I de Inglaterra, fundaron la primera colonia y los primeros siete meses después de su arribo. Pero la colonia con el tiempo creció y prosperó. Los virginianos descubrieron la forma de ganar dinero con el cultivo del tabaco, el cual empezaron a enviar a Inglaterra en 1614.

En Nueva Inglaterra, la región nororiental de lo que hoy es Estados Unidos, los puritanos ingleses establecieron varias colonias. Estos colonizadores pensaban que la Iglesia de Inglaterra había adoptado demasiadas prácticas del catolicismo, y llegaron a América huyendo de la persecución en tierras inglesas y con la intención de fundar una colonia basada en sus propios ideales religiosos. Un grupo de puritanos, conocidos como los peregrinos, cruzaron el Atlántico en un barco llamado Mayflower y se establecieron en Plymouth, Massachusetts, en 1620. Una colonia puritana mucho más grande se estableció en el área de Boston en 1630. Para 1635, algunos colonizadores ya estaban emigrando a la cercana Connecticut.

Llegó toda clase de gente: aventureros, maleantes, fervorosos creyentes, constructores, soñadores. América les prometía, como dijo el poeta Robert Frost, un nuevo comienzo para la raza humana. Desde entonces, los estadounidenses han considerado a su país como un gran experimento, un modelo valioso para otras naciones. Nueva Inglaterra también estableció otra tradición: un rasgo de moralismo frecuentemente intolerante. Los puritanos creían que los gobiernos debían hacer cumplir la moralidad de Dios. Castigaban severamente a los bebedores, los adúlteros, los violadores del Séptimo Día, y los herejes. En las colonias puritanas el derecho de voto se limitaba a los miembros de la iglesia, y los salarios de los ministros se pagaban de los impuestos.

Roger Williams, un puritano que no estaba de acuerdo con las decisiones de la comunidad, sostuvo que el estado no debía intervenir en cuestiones religiosas. Obligado a salir de Massachusetts en 1635, fundó la vecina colonia de Rhode Island, la cual garantizaba libertad religiosa y la separación del estado y la iglesia. Las colonias de Maryland, establecida en 1634 como refugio para católicos, y Pennsylvania, fundada en 1681 por el dirigente cuáquero William Penn, también se caracterizaron por su tolerancia religiosa. Esta tolerancia, a su vez, atrajo a otros grupos de colonizadores al Nuevo Mundo.

Con el paso del tiempo, las colonias británicas de América del Norte fueron ocupadas también por muchos grupos de origen no británico. Agricultores alemanes se establecieron en Pennsylvania, los suecos fundaron la colonia de Delaware y los primeros esclavos africanos llegaron a Virginia en 1619. En 1626, colonizadores holandeses compraron la isla de Manhattan a los jefes indígenas de la región y erigieron la ciudad de New Amsterdam; en 1664, esta colonia fue tomada por los ingleses y rebautizada con el nombre de New York.
Bandera diseñada por Betsy Ross con 13 estrellas y 13 bandas, representando a las Trece Colonias.

En los años 1770 ya habían surgido varios centros urbanos pequeños pero en proceso de expansión, y cada uno de ellos contaba con periódicos, tiendas, comerciantes y artesanos. Filadelfia, con 28.000 habitantes, era la ciudad más grande, seguida por New York, Boston, y Charleston. A diferencia de la mayor parte de las demás naciones, Estados Unidos jamás tuvo una aristocracia feudal. En la era colonial la tierra era abundante y la mano de obra escasa, y todo hombre libre tenía la oportunidad de alcanzar, si no la prosperidad, al menos la independencia económica.


Todas las colonias compartían la tradición del gobierno representativo. El monarca inglés nombraba a muchos de los gobernadores coloniales, pero todos ellos debían gobernar conjuntamente con una asamblea elegida. El voto estaba restringido a los terratenientes varones blancos, pero la mayoría de los hombres blancos tenían propiedades suficientes para votar. Inglaterra no podía ejercer un control directo sobre sus colonias norteamericanas. Londres estaba demasiado lejos, y los colonos tenían un espíritu muy independiente.
Mapa de las Trece Colonias.

En 1733, los ingleses habían ocupado trece colonias a lo largo de la costa del Atlántico, desde New Hampshire en el norte hasta Georgia en el sur:

* New Hampshire,
* Massachusetts,
* Rhode Island,
* Connecticut,
* Nueva York,
* Nueva Jersey,
* Pennsylvania
* Delaware,
* Maryland,
* Virginia,
* Carolina del Norte,
* Carolina del Sur,
* Georgia

Los franceses controlaban Canadá y Louisiana, que comprendían toda la vertiente del río Misisipi: un imperio vasto con pocos habitantes. Entre 1689 y 1815, Francia y la Gran Bretaña sostuvieron varias guerras, y América del Norte se vio envuelta en cada una de ellas. En 1756 Francia e Inglaterra estaban enfrascadas en la Guerra de los Siete Años, conocida en Estados Unidos como la Guerra Francesa e Indígena. El primer ministro británico, William Pitt, invirtió soldados y dinero en América del Norte y ganó un imperio. Las fuerzas británicas tomaron las plazas fuertes canadienses de Louisburg (1758), Quebec (1759) y Montreal (1760). La Paz de París, firmada en 1763, dio a la Gran Bretaña derechos sobre Canadá y toda América del Norte al este del río Misisipi.

La victoria de Inglaterra condujo directamente a un conflicto con sus colonias norteamericanas. Para evitar que pelearan con los nativos de la región, llamados indios por los europeos, una proclama real negó a los colonos el derecho de establecerse al oeste de los Montes Apalaches. El gobierno británico empezó a castigar a los contrabandistas e impuso nuevos gravámenes al azúcar, el café, los textiles y otros bienes importados. La Ley de Alojamiento obligó a las colonias a alojar y alimentar a los soldados británicos; y con la aprobación de la Ley de Estampillas, debían adherirse estampillas fiscales especiales a todos los periódicos, folletos, documentos legales y licencias.

Estas medidas parecieron muy justas a los políticos británicos, que habían gastado fuertes sumas de dinero para defender a sus colonias norteamericanas durante y después de la Guerra Francesa e Indígena. Seguramente su razonamiento era que los colonos debían sufragar parte de esos gastos. Pero los colonos temían que los nuevos impuestos dificultaran el comercio, y que las tropas británicas estacionadas en las colonias pudieran ser usadas para aplastar las libertades civiles que los colonos habían disfrutado hasta entonces.

En general, estos temores eran infundados, pero fueron los precursores de lo que han llegado a ser tradiciones profundamente arraigadas en la política estadounidense. Los ciudadanos desconfían del "gobierno poderoso"; después de todo, millones de inmigrantes llegaron a los Estados Unidos para escapar de la represión política.

En 1765, representantes de nueve colonias se reunieron como "Congreso sobre la Ley de Estampillas" y protestaron contra el nuevo impuesto. Los comerciantes se negaron a vender productos británicos, los distribuidores de estampillas se vieron amenazados por la muchedumbre enardecida y la mayoría de los colonos sencillamente se negó a comprar las mencionadas estampillas. El parlamento británico se vio forzado a revocar la Ley de Estampillas, pero hizo cumplir la Ley de Alojamiento, decretó impuestos al té y a otros productos y envió funcionarios aduaneros a Boston a cobrar esos aranceles. De nuevo los colonos optaron por desobedecer, así que se enviaron soldados británicos a Boston.

Las tensiones se aliviaron cuando Lord North, el nuevo Primer ministro británico, eliminó todos los nuevos impuestos salvo el del té. En 1773, un grupo de colonos respondió a dicho impuesto escenificando la Fiesta del Té de Boston: disfrazados de indígenas, abordaron buques mercantes británicos y arrojaron al agua, en el puerto de Boston, 342 huacales de té. El parlamento promulgó entonces las «Leyes Intolerables» (Intolerable Acts): la independencia del gobierno colonial de Massachusetts fue drásticamente restringida y se enviaron más soldados británicos al puerto de Boston, que ya estaba cerrado a los buques mercantes. En septiembre de 1774 tuvo lugar en Filadelfia el Primer Congreso Continental, reunión de líderes coloniales que se oponían a lo que percibían como opresión británica en las colonias. Estos líderes instaron a los colonos a desobedecer las Leyes Intolerables y a boicotear el comercio británico. Los colonos empezaron a organizar milicias y a almacenar armas y municiones.

En 1775 comienza oficialmente la guerra, cuyo desarrollo inicial fue claramente de dominio inglés, pero su curso cambiaría cuando tras la Batalla de Saratoga, primera gran victoria americana, Francia y posteriormente España entrarían en guerra apoyando a los independentistas estadounidenses.

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Por el Tratado de Versalles (1783), Inglaterra se ve obligada a reconocer la independencia de las 13 colonias estadounidenses, tal y como éstas habían redactado en la famosa Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776.

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Una vez lograda la independencia, resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las antiguas colonias si seguían como Estados independientes, o se reunían en una sola nación. Tras varios años de negociaciones, en 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron en el Congreso de Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un único gobierno federal, con un Presidente de la República y dos Cámaras Legislativas (Congreso y Senado) como solución intermedia. Redactó también la Constitución de 1787, y llamó a las elecciones por las cuales George Washington fue investido primer Presidente de los Estados Unidos.

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Origen de los Mapuches

El origen de los mapuches es la descripción de la forma en que los ancestros de los mapuches, o el pueblo que se puede denominar ya propiamente mapuche, se originaron o llegaron al territorio que habitan en Chile. Sin embargo, hasta la actualidad, el origen de esta etnia es un asunto que no ha sido resuelto, por lo cual aún no se ha llegado a un consenso por parte de los historiadores. Las antiguas hipótesis más conocidas, aunque en la actualidad muy discutidas, son la tres siguientes:

* Osvaldo Menghi propuso en 1909 que los mapuche tienen su origen en la Amazonia y habrían emigrado, pasando por el centro de Argentina y cruzando la Cordillera de los Andes. Se sustenta en los rasgos de su cultura que guardan semejanza con un subgrupo de la Amazonia.

* Ricardo E. Latcham postuló en 1921 que migraciones moluches originarias de la selva amazónica y el Gran Chaco atravesaron la pampa argentina y entraron al actual territorio chileno a través de los pasos andinos. Esta hipótesis afirma que era un pueblo guerrero y seminómada que se introdujo como cuña entre los picunches y huilliches, pacíficos y sedentarios, hasta entonces unidos en cultura y territorio. Este pueblo guerrero se ubicó entre los ríos Biobío y Toltén. Para el académico hubo dos poblamientos, el primero de pescadores y mariscadores a lo largo de la línea costera que evolucionaron a una cultura de cazadores y recolectores; y el segundo, en el que al primer poblamiento se sumó un pueblo procedente del norte, mucho más culto y que conocía bien el trabajo agrícola y ganadero, además de los tejidos y la alfarería. Por medio de migraciones sucesivas, estos grupos se habrían trasladado al sur de América dominando a las comunidades primitivas de Chile e imponiéndoles sus costumbres, religión y su lengua, el mapudungun, aunque también hay partidarios de que los invasores adoptaron la lengua y parte de la cultura de sus vecinos. Posteriormente, la hipótesis de Latchman sería apoyada por el historiador Francisco Antonio Encina y pasaría a ser de dominio público a través de los textos escolares de historia.

* Tomás Guevara, en 1925, propuso un desplazamiento de Norte a Sur por parte de grupos mariscadores y pescadores, de afinidad con la cultura de Tiahuanaco, indicando que las diferencias culturales entre los grupos mapuches del norte, centro y sur, se explican por el contacto con pueblos extranjeros invasores, es decir, el Inca en el siglo XV y los españoles en el siglo XVI.

Luego de proponerse estas hipótesis, la teoría de Latcham fue la que ganó popularidad; sin embargo la evidencia arqueológica, etnográfica y lingüística nunca fue concluyente en apoyar en forma definitiva alguna de estas hipótesis. Así, en la actualidad la teoría de Latcham ya no es popular. Posterior a estas hipótesis se ha propuesto y ganado popularidad la "hipótesis del origen en el propio territorio chileno".

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Teoría autoctonista
Al no ser concluyentes y demostradas ninguna de las hipótesis antiguas, se han realizado numerosos estudios arqueológicos, los cuales han descartado las hipótesis antiguas. Ejemplo de ello son los estudios arqueológicos basado en los descubrimientos del antropólogo estadounidense Tom Dillehay, que ha encontrado sorprendentes nuevos yacimientos arqueológicos, e incluso grandes túmulos de tierra llamados cuel o kwel.

Igualmente, los estudios arqueológicos de Grete Mostny y Carlos Aldunate han confirmado que, en la temprana unidad cultural, no se aprecian huellas del elemento pampeano postulado antiguamente por Latcham. Así otras nuevas hipótesis sobre el origen de la etnia Mapuche, indicarían que el territorio ocupado hoy por Chile antes de la aparición de la cultura mapuche, habría estado habitado por grupos recolectores que no tenían asentamiento fijo, pero sí ocupaban ciertas áreas de manera estable y que vivían de la caza de guanacos y huemules, además de la recolección de moluscos, frutos y semillas.

Planteándose que estos grupos fueron la base del asentamiento mapuche, y que uno de estos grupos se erigió sobre el resto, e impuso su lenguaje y sus creencias. Sin embargo aún no se puede afirmar con precisión como se originó esta etnia, y sólo hay evidencia precisa de que, alrededor de los años 500 y 600 antes de Cristo, ya existía una cultura que se podría denominar mapuche.

http://img.webme.com/pic/n/neronsoft/mapuches.gifSegún Bengoa (2003 p. 31 y 32), Los Mapuches al igual que todos los pueblos originarios, fueron los primeros en nombrar los paisajes de Chile; indicando posteriormente que Los antiguos mapuches, según todas las nuevas teorías, serían originarios del propio territorio chileno.

Se trataría de grupos antiguos que fueron evolucionando y cambiando. Es probable que también establecieran contactos con otros pueblos del norte. La secuencia de los hallazgos arqueológicos recientes es clara. Existiría una relación, por ejemplo en la cerámica entre los grupos alfareros del norte chico del centro de Chile y del sur mapuche. Explica lo anterior señalando que podríamos decir simplificando que las culturas fueron aprendiendo unas de otras de norte a sur, a través de muchos siglos. Ya a partir del siglo VII, los enterramientos, cacharros, tejidos y demás señales culturales encontradas por los especialistas, muestran que la cultura mapuche está cada vez más constituida.

Igualmente, en mayo de 2007, el investigador Patricio Bustamante ha presentado una nueva hipótesis en la que postula que la Cultura Molle podría haber sido la cultura Mapuche arcaica. Esta hipótesis se basa en que la cultura Molle se desarrolló entre el 0 y el 800 de nuestra era y que los mapuches aparecen como cultura propiamente tal alrededor del siglo VII. Estas fechas pueden llevar a engaño en cuanto a que a partir de esa fecha "desapareció" la cultura Molle y de manera independiente "nació" la cultura mapuche. Una explicación que parece razonable es que hacia el final del período fue mutando, transformándose hasta el punto de parecer una cultura completamente diferente.

Esto puede explicarse por las migraciones y el ocupamiento de espacios geográficos más al sur con un Entorno Climático de lluvia predominante y abundancia de bosques. Así esta última hipótesis, basada en evidencias circunstanciales disponibles en la actualidad (toponimia, petroglifos que pueden representar leyendas mapuches, ausencia de topónimos de idioma desconocido atribuibles a la cultura Molle, el hecho de que ambas sean culturas ribereñas con adoración del espíritu de los cerros y otras), permite postular que posiblemente la que hoy conocemos como la cultura Molle podría ser la cultura Mapuche arcaica.

Creencias y religión
La religión mapuche se basa en términos generales en la ligación del mundo espiritual con el mundo tangible. Sus aspectos principales son el respeto al mundo espiritual; el culto a los espíritus y a los antepasados míticos, llamados Pillanes y Wangulén, (Antu, Kuyén. etc,), el culto a los espíritus de la naturaleza, llamados Ngen; y la interrelación del pueblo mapuche con la Ñuke Mapu ("Madre Tierra").

La creencia en un ser superior y omnipotente, antes del contacto con el cristianismo, es un tema disputado, pero actualmente se cree en Ngünechen ("Dueño de la Gente", castellanizado Guenechén o Ngenechén) como el dios equivalente o un sinónimo al Dios cristiano; pero que antes de la influencia cristiana en esta cultura, sus características habrían correspondido realmente a características de espíritus individuales e independientes. Así, actualmente producto de la influencia cristiana, igualmente dentro de su comunidad se profesa la religión cristiana (Católica o Evangélica). En noviembre de 2007 fue la beatificación del primer mapuche, el joven argentino Ceferino Namuncurá (1886-1905).84

Además su mitología se caracteriza por presentan numerosos seres mitológicos, tales como el Chonchón y personajes semimíticos como los kalku. Dentro de su tradición, destaca el mito de la creación de la geografía del sur de Chile, en la historia de Cai Cai y Tren Tren o Ten Ten.

Referente a las figuras más importantes dentro de la religión mapuche son por excelencia el Ngenpin, la Machi y el Lonco, encargados del culto, el conocimiento y de la celebración de variados rituales; en el que destaca un ritual mezcla de adoración y diversión, llamado guillatún, según el territorio en dónde se celebre, siendo de carácter netamente religioso en la zona de precordillera y Cordillera; y el machitún, que es una ceremonia de sanación y augurio.

Existen antecedentes de sacrificios humanos de niños entre los Picunches bajo el dominio Inca, y de prisioneros asesinados de forma ritual en la Guerra de Arauco, o como sacrificios, para evitar o finalizar una calamidad o desastre en el pueblo mapuche. El último caso que se conoce ocurrió luego del terremoto de Valdivia de 1960, el más devastador de los registrados por la sismología, cuando en las cercanías de Puerto Saavedra una machi sacrificó y lanzó al mar a un niño de cinco años luego del maremoto

Curiosidades
Como curiosidad igualmente cabe mencionar que existe una pseudohipótesis, sin aceptación académica ni base en evidencia científica, que sostiene que los ancestros de los mapuches habrían sido un supuesto grupo de espartanos que habría logrado desplazarse hasta el sur de Chile e imponer sus costumbres guerreras a los pueblos que ya residían en la zona.

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El Edicto de Nantes de 1598

El edicto de Nantes, firmado el 13 de abril de 1598 por el rey Enrique IV de Francia, fue un decreto que autorizaba la libertad de culto, con ciertos límites, a los protestantes calvinistas. La promulgación de este edicto puso fin a las Guerras de Religión que convulsionaron Francia durante el siglo XVI y cuyo punto culminante fue la Matanza de San Bartolomé de 1572. Enrique IV, también protestante, se convirtió al catolicismo para poder acceder al trono. El primer artículo es un artículo de amnistía que ponía fin a la guerra civil:

Que la memoria de todos los acontecimientos ocurridos entre unos y otros tras el comienzo del mes de marzo de 1585 y durante los convulsos precedentes de los mismos, hasta nuestro advenimiento a la corona, queden disipados y asumidos como cosa no sucedida. No será posible ni estará permitido a nuestros procuradores generales, ni a ninguna otra persona pública o privada, en ningún tiempo, ni lugar, ni ocasión, sea esta la que sea, el hacer mención de ello, ni procesar o perseguir en ninguna corte o jurisdicción a nadie.

Precedentes
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/57/Ch%C3%A2teau_Nantes_25.JPGEl edicto de Nantes, que cierra en Francia el periodo borrascoso de las guerras de religión, no es el primer texto de este tipo promulgado en ese país. Tras las disensiones constatadas en los últimos cuatro decenios, Carlos IX firmó el edicto de Saint-Germain, también llamado edicto de enero, el 17 de enero de 1562, que contenía el mismo espíritu que el edicto de Nantes, acordando la libertad de culto a los protestantes en Saint-Germain. Lo mismo puede hallarse en el edicto de Amboise (19 de marzo 1563) que reducía los derechos a los gentilhombres. Igualmente, la Paz de Saint-Germain (8 de agosto 1570) pactaba la libertad de conciencia, la libertad de culto y cuatro plazas fuertes: La Rochelle, Cognac, Montauban y La Charité-sur-Loire para los protestantes. La diferencia entre estos textos y el edicto de Nantes estriba en que éste fue aplicado gracias a la autoridad de Enrique IV que lo impuso.
Enrique IV de Francia por Frans Pourbus el joven.

En determinadas ciudades, como Burdeos, Grenoble y Castres, los protestantes eran juzgados por tribunales en los que la mitad de los jueces eran también protestantes. En otras, como París, Ruán, Dijon, Toulouse y Lyón, el culto estaba prohibido, mientras que en otras, como Saumur, La Rochelle, Montauban o Montpellier, se permitía el culto. Pierre Miquel explica que los católicos que querían practicar la fe de sus padres no podían ir a la iglesia: estaba destruida, o la puerta vigilada por dos piquetes, por orden de un jefe protestante.

Características
El edicto de Nantes "no fue un acto gracioso debido a la voluntad del Rey en la plenitud de su soberanía, sino un tratado en el que los artículos fueron debatidos con beligerancia". Garantizando la libertad de conciencia en todo el reino, se aseguraba también la libertad de culto en aquellos lugares en los que los protestantes ya estaban instalados desde antes de 1597, así como en sus 3500 castillos y dos localidades por bailiaje.

Otra idea que se revela falsa es el concepto de tolerancia. Este concepto no figura en el edicto y ni siquiera se utiliza esta palabra, contrariamente a lo aseverado en 1998. De hecho, en esa época, esta palabra resultaba negativa, pues era sinónimo de aguantar o soportar. Lo que entendemos por tolerancia: aceptar el pensamiento del otro y respetar su opinión, era totalmente impensable en el siglo XVI. En la cuestión religiosa, cada uno está convencido de ser poseedor de la verdad. "Por tanto, aquello que va en contra de la creencia religiosa de uno, haciéndole abandonar y renunciar, se podría calificar como un derecho de injerencia para salvarle, impuesto por la fuerza".

Consecuencias
Indudablemente, este tratado no fue acogido con agrado: ciudades como París, Rennes, Ruán y otras villas católicas no lo ratificaron hasta unos diez años después, obligadas por las amenazas de Enrique IV. Algunas personas, como Agrippa d’Aubigné, lo calificaron de abominable prohibición.

Los católicos vieron en este edicto un medio para contener a los protestantes, soñando con su desaparición. Por otro lado, los protestantes no consideraban este edicto más que como una pausa en espera de la conversión de los católicos. "¿Es necesario permitir la libertad de conciencia? De ningún modo, se trata de la libertad de adorar a Dios cada uno a su manera. Es un dogma diabólico, declaró en 1570 Théodore de Bèze, sucesor de Calvino. En 1586, Catalina de Médicis le dijo al vizconde de Turenne: "Señor, no veo en sus Estados más que una religión." A lo que respondió el vizconde: "Nos también. Pero que sea la nuestra."

Revocación
La vertiente militar del edicto de Nantes, es decir, la posibilidad, para los protestantes, de conservar las plazas fuertes militares, había sido revocada por Luis XIII, con la promulgación del edicto de gracia de Alés el 28 de junio 1626. Este decreto, aprobado en la sede de La Rochelle, villa protestante, prohibió las asambleas políticas y suprimió los lugares seguros de los protestantes, permitiendo, no obstante, la libertad de culto en todo el reino, salvo en París.
Luis XIV, por Hyacinthe Rigaud

A partir de 1660, una política de conversión de los protestantes al catolicismo fue emprendida por Luis XIV por todo el reino. Este plan de conversión se llevaba a cabo por medio de unos misioneros, reforzado con diversas presiones, como las dragonadas, que tenían por finalidad obligar a las familias protestantes a alojar a un dragón, miembro de un cuerpo militar, que ejercería sobre ella las presiones necesarias para alcanzar su objetivo. Esta política de conversiones más o menos forzosas resultó eficaz, cuando menos oficialmente, aunque la práctica clandestina del protestantismo siguió manteniéndose incluso dentro de las familias recién convertidas al catolicismo.

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Para acabar con esta política, el texto religioso del edicto de Nantes fue revocado por Luis XIV en 1685 por el edicto de Fontainebleau, refrendado por el canciller Michel Le Tellier. El protestantismo fue prohibido en todo el territorio francés.

Esta revocación supuso el exilio para muchos hugonotes, debilitando, con ello, la economía francesa y beneficiando, por ende, a los países protestantes que los acogieron, Inglaterra, Alemania, Suiza, Países Bajos y sus colonias, como Cap. Se calcula que fueron 200.000 aproximadamente los exiliados, entre los que se contaban artistas y miembros de la burguesía.


La revocación del edicto de Nantes tuvo también como consecuencia la sublevación de los protestantes, conocida como la guerra de los camisardos, así como un importante descenso en el número de protestantes residentes en Francia que, o bien fueron al exilio o se convirtieron, de forma progresiva, al catolicismo.

Los sucesores de Luis XIV mantuvieron la prohibición del protestantismo, pero ésta fue aplicada progresivamente, sin la intervención de los militares, por lo que numerosas comunidades protestantes pudieron subsistir.

En 1787, Luis XVI, promulga el edicto de la tolerancia, que pone fin a todas las persecuciones. Será necesario esperar hasta la Revolución Francesa de 1789 para que el protestantismo sea aceptado.

“Declaración de derechos à la française”
El Edicto de Nantes que expidió Enrique IV constaba de cuatro textos básicos, incluido el texto principal formado por 92 ó 95 artículos públicos y 56 secretos o “particulares”, los cuales trataban de los derechos y deberes de los protestantes. Los tratados de paz anteriores constituyeron la estructura básica del acuerdo, pues sirvieron de base a dos tercios de los artículos. No obstante, a diferencia de los tratados anteriores, la redacción de este edicto tardó bastante. Su inusitada extensión se explica por el hecho de que aclaraba las dificultades con minuciosidad, dándole la apariencia de ser un acuerdo casero.

El edicto concedía total libertad de conciencia a los protestantes franceses, además de asegurarles la posición de una minoría respetada con derechos y privilegios. Uno de los artículos secretos incluso les garantizaba protección contra la Inquisición cuando viajaran al extranjero. Además, les confería el mismo estado civil de los católicos y el derecho a desempeñar cargos públicos.

¿Qué grado de tolerancia garantizaba?
En vista del trato que otros países dispensaron a las minorías religiosas, el Edicto de Nantes fue “un documento de rara sabiduría política”, afirma la historiadora Elisabeth Labrousse. El deseo final del rey era que los protestantes volvieran al redil católico. Entretanto, la convivencia religiosa fue una solución de compromiso: el único medio para que “todos nuestros súbditos puedan adorar y orar a Dios”, dijo el monarca.

En realidad, el edicto favorecía al catolicismo, que fue declarado religión dominante y habría de ser restablecido en todo el reino. Los protestantes debían pagar el diezmo eclesiástico y respetar las fiestas de la Iglesia y las restricciones canónicas sobre el matrimonio. El ejercicio del culto protestante se limitó a zonas geográficas específicas. El edicto sólo trató la coexistencia entre protestantes y católicos, pero no incluyó las demás minorías religiosas. Los musulmanes, por ejemplo, fueron expulsados de Francia en 1610. Hoy día se celebra a pesar de que el edicto garantizaba una tolerancia limitada.

Consecuencias importantes
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Las crónicas de la época hicieron poca mención de él, y los historiadores lo tildan de “fiasco”. Con todo, hoy se le considera una obra maestra de la diplomacia política. El edicto se refirió al protestantismo como una religión, no como una herejía. El reconocimiento de otra religión fuera del catolicismo abrió el camino para el pluralismo religioso, lo que, en opinión de un historiador, “sirvió para purgar las pasiones francesas del fanatismo que acechaban tanto a los protestantes como a los católicos”. El edicto reconoció que la religión no era el factor determinante en lo relacionado con la lealtad al Estado o la identidad nacional. Además, los actos delictivos, y no la filiación religiosa, fueron el criterio para proceder judicialmente contra una persona. Estas ideas reflejaban cambios aun mayores.


Al firmar el edicto, Enrique IV estaba interesado principalmente por la unidad civil. A fin de asegurarla, el edicto separó la unidad civil de la religiosa. “Este hecho inició un proceso de secularización [...], el reconocimiento de que nación y confesión ya no eran sinónimos”, comenta un historiador. Aunque la Iglesia Católica retuvo cierto grado de autoridad, el poder del Estado se vio grandemente reforzado. El monarca juzgaría como árbitro en los conflictos. Las soluciones políticas o legales a los problemas religiosos significaban que la política dominaría sobre la religión. Por tal razón, cierto historiador llama al edicto “el triunfo del poder político sobre el papel de la Iglesia”. Otro dice que el edicto “señaló un momento decisivo en el surgimiento del Estado moderno”.

Relevancia presente
Algunos de los caminos trazados por el Edicto de Nantes fueron adoptados posteriormente por otros gobiernos. Con el tiempo, muchos países redefinieron la relación entre la religión y la política, poniendo la autoridad estatal en un nuevo nivel. El camino que Francia siguió al final (en 1905) fue la total separación de la Iglesia y el Estado. Según el conocido profesor de Historia y Sociología Jean Baubérot, esta medida fue “la mejor protección para las minorías” en un ambiente que se tornaba cada vez más intolerante. Otros países, aun cuando se adhieren a una religión estatal, han optado por garantizar en sus constituciones la libertad de religión y un trato equitativo para todos.

No obstante, son muchos los que creen que aún puede hacerse más para proteger la libertad religiosa. “El Edicto de Nantes se conmemora una vez por siglo y se infringe el resto del tiempo”, se lamentó el periodista Alain Duhamel. Algunos entendidos destacan, por ejemplo, la actitud intolerante de excluir a otros etiquetando arbitrariamente a todas las minorías religiosas como “sectas”. Convivir en paz y sin prejuicios fue una lección fundamental que tuvo que aprenderse hace cuatrocientos años, pero que sigue teniendo relevancia hoy día.

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Civilización y Etnia Caribe

Los caribe, caribales, kalinagos o galibi (denominaciones, todas ellas derivadas del proto-caribe *karipona 'hombre(s)') son un grupo de pueblos amerindios que acutalmente pueblan varias áreas de Sudamérica. Hacia el siglo XV tenían una distribución mucho más amplia que comprendía el norte de Sudamérica y numerosos enclabes en el mar caribe.

Los caribes son considerados los "Navegantes de la Prehistoria en América", sirvieron de inspiración al nombre de un territorio y mar de América y por lo que erradamente se los circunscribe a esta región. Sus centros de dispersión abarcaron Colombia, Venezuela y las Guayanas por el río Orinoco y en el Brazil por el río Amazonas, fueron uno de los primeros grupos que habitaron las Antillas extendiéndose en el atlántico a otros puntos como en el norte de América navegando por el río Misisipi. Desde el punto de vista lingüístico parece existir alguna relación remota entre la familia lingüística Karibe y otras lenguas de sudamérica, por lo que Rodrigues y otros autores han propuesto una familia lingüística más grande, Yê-Tupí-Caribe, sobre la base de correspondencias morfológicas irregulares compartidas. Esta familia hipotética englobaría también a lenguas habladas en Brasil, Paraguay y Uruguay. Además de las gentes del pacífico como los tumacos en Colombia, podrían presentar parentescos lingüísticos con las lenguas caribe los choco.

Su familia lingüística aún hoy es una de las más amplias de América, no sólo por el elevado número de lenguas y tribus que la componían, sino por su carácter expansionista, de esta manera surgieron diferencias culturales muy marcadas entre los caribes de una zona y otra, de acuerdo a las adaptaciones adquiridas y contactos con otras etnias.

«El navegante de la prehistoria penetro por ventura las numerosas bocas del Orinoco que con fuerza misteriosa lo impulso al interior del continente subiendo hasta las bocas del rio Meta donde un agresivo raudal opuso marcha y hubieron de formar la colonia Carichana (Karib-Ana) o Cariben en recuerdo a quienes la fundaron: Los Caribes o Caras.»

Varios factores antropológicos permitieron el éxito de la expansión Caribe por América, el primero y por demás obvio, la navegación que les proporciono un rápido y sencillo desplazamiento, tanto por mares como por cuencas fluviales; el segundo la costumbre exogámica, que le permitió la formación de familias mixtas con parentesco transcultural que produce un conocimiento intercultural. Este cruce entre individuos de distinta raza diversifico su cultura y descendencia, todo esto reafirmado culturalmente por su costumbre antropófaga con la que intentaban apropiarse de la sabiduría, los mitos y el coraje de las demás etnias

La toponimia karibe; Ima, marca los regiones donde llegaron estos navegantes de mares y ríos. En america del norte, Yak-ima (Yakima), en centro america, Col-ima (Volcan de Colima) en colombia, Tol-ima (Nevado del Tolima), en Brazil, Rora-ima (Roraima) y en Chile, Lla-ima (Volcan Llaima) e innumerables oronimias en los sistemas montañosos Americanos, este sufijo geográfico indica; Gran territorio.



Los territorios ocupados según los rastros históricos se extendieron del norte del Amazonas (carijonas, panares), hasta la falda de los Andes, donde destacaron las tribus de yukpas, caras, mocoas, Cucapá, Kiliwa, Tipi, Blythe Intaglios, chaparros, caratos, parisis, kiri-kiris, etc.; y de la meseta brasileña a las fuentes de Xingú: tribus arara, yuma, palmella, bacairi, en el rio Negro; Yauperis y Crichanas. En colombia por el río Magdalena con los linajes ambigues, muizes, kolimas, panches, kimbaes, putimanes y paniquitaes y por el río Orinoco en su afluente el río Meta con los linajes tamanaco, tamaes, guakaes, koriguages, kalkaes, yaporoges, yaguae y andakes. En la Guyana Francesa; Galibis, accavois y calinas.

Los territorios ocupados según rastros de el lenguaje se extendieron: En America ecuatorial e insular encontramos los linajes: Pemón, Yakunas o Maquiritare, Tamanaku, Chaima, Cumanagoto, Japrería todos estos en Venezuela; los tukana, chocoes, el linaje tama, carare-Opone, yukpa, Carijona, en Colombia; en Guayana: akawaya, Macushi-Kapon, Kapon, Akawaio, Patamona, Macushi, Waimiri, Atruahí, Waiwa, Sikiana; en brazil y los Salumá, Sikiana, Waiwai, Wama, Akurio, Wayana-Trio, Apalaí, Arára, Pará,Ikpeng, Tiriyó, Wayana, Galibi, Kariña, Mapoyo, Eñepa, Yabarana en Brazil y las Guayanas. En america Austral encontramos los linajes: Hixkaryána, Wichí, Kaxuiâna, Karajá, Chiquitano, Bakairí, Kuikúro-Kalapálo, Matipuhy, al sur de la Amazonia y el Gran Chaco Americano

Los Caribes se agrupaban en clanes familiares de linaje ancestral llamados cacicazgos, una forma de gobierno que no distinguía en sexo, manteniéndose alianzas como pueblos federados.

No residía en poblados; sus bahareques eran apartados unos de otros y de cuidadosa construcción con materiales naturales como: pilotes estructurales de madera, con cubiertas protectoras a dos aguas, elaboradas con las hojas de la palmera de la región, divisiones y paredes interna en esterillas guadua, caña brava, algún tipo de cactus, recubiertas de una argamasa de origen vegetal que además utilizan en el inmobiliario interno, y una última capa para el lustre de algún tipo de cal; sus patrones siempre siguen formas rectangulares, sus áreas de trabajo general anexas al la construcción de habitación, no presentan ningún tipo de división o pared interna y con patrones siempre rectangulares que llamaban Caney.

La pesca de grandes especies, tanto de océano como de rio, era la fuente principal para su alimentación, la conservaban por largos periodos de tiempo con técnicas de humeado, secado y salado. Llamaban a su cocina barbacoa, era un mesón de madera cubierto por tierra donde asaban y cocinaban sus alimentos. Su agricultura cosechaba: Papas, Arracachas, Uchuvas, Maíz, Yuca, Mandioca, Coca, Tabaco, Algodón, Cacao, Aji, Achira, Aguacates, frijoles, Ahuyama, Guayanas, Guayabas, Mameyes.

La costumbre general de estas etnias en las regiones tropicales de no cubrir sus genitales y el uso de tintes vegetales y minerales para la creación de pinturas cosméticas, que además de proporcionar protección contra insectos, eran principalmente un distintivo de familia y de reconocimiento delante otras etnias. Este nombre familiar pintado en la cara, es una costumbre bien descrita por investigadores de las gentes koriguages; estos utilizan diseños estilizados en tintes de color negro, donde representan el animal característico de su familia, el diseño más común en estas gente es: murciélago contando con los de yaguar, araña y mono, muy similares a los usados por los embera y karaja amazónicos y gran número de familias de etnia caribe.

Modificaban la forma de sus extremidades superiores e inferiores con el uso ajustado de pitas (Cuerdas de fibras entrelazadas), perforaban su nariz y el lóbulo de la oreja, usaban coronas de diversos materiales, mascaras, diademas de plumas, brazaletes, narigueras u otros pendientes, en general los caribes son muy aficionados y expertos en el adorno por medio de plumas, sobresalen los ojonas y los macusis. Fabricaban hamacas que les servían como cama o cunas; eran tejidas en telar con fibras vejetales. La coronación de cacicas, rituales y otros actos se realizaban en fiestas, danzando al ritmo de maracas, fotuto, yaporojas y tamboras, haciendo uso de bebidas fermentadas (Chicha) de diferentes plantas, muy aficionados a los cantos y a la musica bailan danzas que imitan a los animales. Era muy hábiles nadadores, Dentro de las armas utilizadas por estas gentes encontramos: lanzas, bodoqueras, arcos y flechas también hacían uso de macanas y ondas.



La Taxidermia vinculo étnico caribe justificado un poco por la costumbre de poseer la esencia total o espíritu de la víctima, que los europeos consideraron amuletos sin comprender la dimensión espiritual del objeto. Los ejemplos son innumerables: La conservación del cuero cabelludo, que con el paso de los años formaba una ruana de fibras de cabello humano, corriente en amerindios del la cuenca del Misisipi o la reducción de cabezas un estado superior de momificación, pero con el mismo propósito religioso.



Para las uniones familiares estas etnias americanas practicaban poligamia masculina por endogamia y exogamia esta última con dimensiones antropológicas muy significativas, relacionada íntimamente con el carácter expansionista de esta etnia. Seguía la exogamia en casos de uniones consentidas, patrones matrilineales y patrilineales, de acuerdo con las arreglos pactados por las familias,un ejemplo de esto es: el linaje Tama. En las uniones no consentidas, se lograba con el sacrificio del total de los varones, dejando en condiciones aptas para la unión a las mujeres de la etnia sometida, asegurando de esta forma la trasmisión del material genético de manera patrilineal.

Las crónicas historicas los describen como un pueblo practicante de la antropofagia
«Verás muchos pueblos antropófagos abren -o abrian- el craneo de sus enemigos para comer parte de su cerebro, en un intento de apropiarse así de su sabiduría, de sus mitos y de su coraje.»

Fernando Savater
De su nombre: "Karib", los conquistadores llamaron a esta conducta; “caribelismo”, para finalmente y con el paso de los años evolucionar en la palabra: Caníbal o Canibalismo; esta práctica y otros rasgos como la penetración marítima del Golfo de California, argumentan algunos autores, relacionan a los Ana-Zasi o Yuma con linajes caribes en américa del norte, que navegando por el pacifico alcanzaron todas las costas del continente americano.

Su práctica los llevó a tomar los poblados que no permitieron la exogamia pacifica y en los que mataron mujeres (no útiles) y varones (adultos y niños) para tomar en exogamia a sus mujeres viudas y solteras, aunque los antropólogos se muestran divididos en cuanto a la realidad de estos hechos.

La familia Karibe (kálibi, Karib-Ana, karíb), forman una familia que actualmente consta de unas 30 lenguas, se presume estimaciones de datación para el proto-caribe lo sitúan hace unos 3700 años, quedando un poco corto. Esta familia es una de las más grandes de América si atendemos a su extensión geográfica Algunos autores engloban estas lenguas dentro de una familia más grande junto con las lenguas macro-gê.



La llegada de los europeos
Los caribes fueron desplazados por los españoles, y finalmente fueron casi exterminados durante el período colonial (Pijao). Sin embargo fueron capaces de conservar algunas islas, como San Vicente, Dominica, Santa Lucía y Trinidad. Los caribes negros (garifuna) de San Vicente que se habían mezclado con esclavos negros de un naufragio fueron deportados en 1795 a la Isla Roatán, en Honduras, donde sus descendientes, los garífuna, todavía viven hoy. Los Británicos vieron menos hostiles a los caribes de San Vincente, y les permitieron permanecer en esta isla. La resistencia caribe retrasó el establecimiento de europeos en Dominica, y las comunidades Caribe que permanecieron en San Vicente y Dominica, conservaron un grado de autonomía en el siglo XIX. El número de Caribes en Dominica hoy es aproximadamente 3000, aunque ya no queda ningún indígena que conozca su lengua (la lengua fue dada por muerta en el año de 1920).

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Emperador Felipe II

Rey de España y Portugal (Valladolid, 1527 - El Escorial, 1598). Era hijo de Carlos I y de Isabel de Portugal. Durante el reinado de su padre había asumido en varias ocasiones las funciones de gobierno -bajo la tutela de un Consejo de Regencia-, por ausencia del emperador, absorbido por los conflictos de los Países Bajos (1539) y Alemania (1543).

En 1554 Carlos I abdicó en él Nápoles y Milán, al tiempo que la boda con María Tudor le convertía en rey consorte de Inglaterra; las abdicaciones del emperador se completaron con la entrega a Felipe de los Países Bajos, Sicilia (1555), Castilla y Aragón (1556). Austria y el Imperio fueron entregados al tío de Felipe, Fernando, quedando separadas las ramas alemana y española de la Casa de Habsburgo.

Felipe II modernizó y reforzó la administración de la Monarquía Hispana, apartándola de las tradiciones medievales y de las aspiraciones de dominio universal que había representado la Monarquía Católica de su padre. Los órganos de justicia y de gobierno sufrieron notables reformas, al tiempo que la corte se hacía sedentaria (capitalidad de Madrid, 1560). Desarrolló una burocracia centralizada, sobre la cual ejercía una supervisión directa y personal de los asuntos.


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Pero las cuestiones financieras le sobrepasaron, dado el peso de los gastos militares sobre la maltrecha Hacienda Real; en consecuencia, Felipe hubo de declarar a la Monarquía en bancarrota en tres ocasiones (1560, 1575 y 1596).

Alrededor del rey se disputaban el poder dos «partidos»: el del duque de Alba y el que encabezaron primero el príncipe de Éboli y más tarde Antonio Pérez; las luchas entre ambas redes se exacerbaron a raíz del asesinato del secretario Escobedo (1578), culminando con la detención de Pérez y el confinamiento de Alba. Desde entonces hasta el final del reinado, dominó el poder el cardenal Granvela, coincidiendo con la época en que, gravemente enfermo el rey, se alejó de los asuntos de gobierno y delegó en Juntas de nueva creación.

En política exterior, el reinado de Felipe II se inició con la liberación de la Corona de las responsabilidades imperiales (1556), el abandono del proyecto de unión con Inglaterra por la muerte de María Tudor (1558) y las victorias militares de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), que pacificaron temporalmente el recurrente conflicto con Francia (Paz de Cateâu Cambrésis, 1559).


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En consecuencia, Felipe II pudo orientar su política hacia el Mediterráneo, encabezando la empresa de frenar el poderío islámico representado por el Imperio Turco; esta empresa tenía tintes de cruzada religiosa, pero también una lectura de política interior, pues Felipe hubo de reprimir una rebelión de los moriscos de Granada (1568-71), musulmanes de sus propios reinos que habían apelado al auxilio turco.

Para conjurar el peligro formó Felipe la Liga Santa, en la que se unieron a España Génova, Venecia y el Papado. La resonante victoria que obtuvieron sobre los turcos en la batalla naval de Lepanto (1571) quedó reafirmada en los años posteriores con las expediciones al norte de África.

A finales de la década de 1570, distraída la atención de los turcos por la presión persa en el este, disminuyó la tensión en el Mediterráneo.

http://img.webme.com/pic/n/neronsoft/felipeii.jpgEllo permitió a Felipe reorientar su política hacia el Atlántico, para atender a la grave situación creada por la sublevación de los Países Bajos contra el dominio español, alentada por los protestantes desde 1568; a pesar del esfuerzo militar que dirigieron, sucesivamente, el duque de Alba, Requeséns, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, las provincias del norte de los Países Bajos se declararon independientes en 1581 y ya nunca serían recuperadas por España.


La orientación atlántica de la Monarquía se acrecentó en 1581, al incorporar el reino de Portugal, aprovechando una crisis sucesoria en la que Felipe II hizo valer sus derechos al Trono mediante la invasión del país, que le convirtió en Felipe I de Portugal. En aquel momento alcanzó la Monarquía su mayor expansión territorial, añadiendo a sus dominios europeos las colonias españolas y portuguesas en América, África, Asia y Oceanía, hasta constituir un imperio en el que «no se ponía el sol».

http://img.webme.com/pic/n/neronsoft/felipeiideespana.jpgAprovechando las guerras de religión, Felipe se permitió también intervenir en 1584-90 en la disputa sucesoria francesa, apoyando al bando católico frente a los protestantes de Enrique de Navarra (el futuro Enrique IV), circunstancia que aprovechó para intentar sin éxito poner en el Trono francés a su hija Isabel Clara Eugenia (nacida del tercer matrimonio de Felipe, con la hija de Enrique II de Francia, Isabel de Valois).


La mayor presencia española en el Atlántico acrecentó la tensión con Inglaterra, manifestada en el apoyo inglés a los rebeldes protestantes de los Países Bajos, el apoyo español a los católicos ingleses y las agresiones de los corsarios ingleses contra el imperio colonial español (protagonizadas por Drake); todo ello condujo a Felipe a planear la invasión de la isla por la Armada Invencible, empresa que fracasó estrepitosamente en 1588, iniciando el declive del poderío español en Europa.

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Coincidió éste con la vejez y enfermedad de Felipe II, cada vez más retirado en el palacio-monasterio de El Escorial, que había hecho construir en 1563-84.


Al morir le sucedió Felipe III, hijo de su cuarto matrimonio (con Ana de Austria) el primer heredero varón que tuvo (el incapaz príncipe Carlos, hijo de su primer matrimonio con María Manuela de Portugal) había muerto muy joven encerrado en el Alcázar de Madrid y, según la «leyenda negra» que alentaban los enemigos de Felipe II, por instigación de su padre.

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Batalla de Juncal

La Batalla de Juncal fue librada por las escuadras de las Provincias Unidas del Río de la Plata, al mando del almirante Guillermo Brown, y del Imperio de Brasil, bajo el comando del capitán de fragata Sena Pereira, los días 8 y 9 de febrero de 1827, en aguas del Río de la Plata.

En las dos jornadas se enfrentaron fuerzas parejas; pero, a resultas de una superior inteligencia militar, conducción, oficialidad y entrenamiento de los artilleros, doce buques fueron apresados, tres incendiados y sólo dos pudieron escapar, mientras que la flota argentina no sufrió la pérdida de ningún navío.

La Tercera División brasilera destinada a obtener el control del Río Uruguay, de manera de aislar al ejército argentino que operaba en la Banda Oriental y se proyectaba en territorio del Brasil y promover la separación de las provincias del litoral argentino, fue completamente destruida por la escuadra argentina en la que resultó la mayor victoria naval del bando republicano en la Guerra del Brasil.

El conflicto

Artículos principales: Guerra del Brasil e Invasión Luso-brasileña

Continuando su tradicional política de expansión hacia la cuenca del Plata, los lusobrasileños invadieron entre 1816 y 1820 la Provincia Oriental,[4] con la excusa de combatir a las fuerzas de José Gervasio Artigas, y la incorporaron al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve con el nombre de Provincia Cisplatina. Tras la Independencia de Brasil en 1822, el emperador Pedro I mantuvo la ocupación.
Brown (óleo de F.Goulu, 1825).

Si bien el gobierno de Buenos Aires sostuvo una actitud expectante ante una invasión que eliminaba un adversario aún a costa de la pérdida de una provincia,[5] la opinión pública en todo el país exigía la ruptura con Brasil.


El 19 de abril de 1825 con el apoyo de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, una pequeña expedición — los llamados Treinta y Tres Orientales — partió de San Isidro al mando de Juan Antonio Lavalleja y de Manuel Oribe y desembarcó en las costas orientales del río Uruguay. Pronto consiguieron sumar a su movimiento a la población de la campaña uruguaya, pusieron sitio a Montevideo y, reunidos en el Congreso de la Florida, solicitaron reincorporarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata. El pedido fue aceptado por el Congreso Argentino. Ante esto, Brasil declaró la guerra, paso que dieron a su vez las Provincias Unidas el 1 de enero de 1826.

La República puso al mando del ejército a Carlos María de Alvear, mientras que encargó al almirante Guillermo Brown la conformación de una flota. Brasil contaba con el doble de efectivos, buena parte de los cuales eran mercenarios alemanes, mientras que su flota con 80 unidades — algunas de gran porte — era varias veces superior en número y potencia de fuego a la flotilla republicana. La escuadra brasileña estableció rápidamente un bloqueo, al que la República respondió con acciones de corso y salidas audaces de su exigua escuadra.
Capitán de Fragata Jacinto Roque de Sena Pereira.

Acciones previas

La Tercera División Imperial


A comienzos del segundo año de la guerra, aprovechando su amplia superioridad numérica, las fuerzas navales del Imperio destacadas en el Río de la Plata, al mando del almirante Rodrigo Pinto Guedes, se separaron en tres divisiones:

* la Primera División, "Oriental", para asegurar la costa oriental (Uruguay) desde la desembocadura del río Uruguay hasta el océano Atlántico. El grueso de la fuerza se destinaría a la División "Mariath", al mando de Frederico Mariath, que daría apoyo a la Tercera División.
* la Segunda División, "Bloqueo", para impedir el tráfico marítimo y fluvial hacia y desde el puerto principal de Buenos Aires y los secundarios de la costa bonaerense (Las Conchas, Ensenada de Barragán y El Salado), al mando del capitán John Charles Pritz.

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* la Tercera División Naval Imperial, que al mando del capitán de fragata Jacinto Roque de Sena Pereira debía internarse en el río Uruguay, para dividir el frente argentino explotando las diferencias políticas de la Provincia de Entre Ríos con Buenos Aires, exacerbadas con motivo de la aprobación de la Constitución Unitaria de 1826, controlar el río Uruguay en toda su extensión, cortar consiguientemente la línea de suministro a la fuerza expedicionaria argentina que combatía ya en territorio brasileño, y para facilitar un eventual ataque de flanco que ocupara Entre Ríos.

Persecución de la flota imperial.


Primer avance argentino

Ante la amenaza, y enfrentando tres fuerzas — cada una de ellas similar o superior a la propia — Brown respondió con rapidez, organizando una escuadra con el objetivo de avanzar sobre la boca del Uruguay, buscar y aniquilar la Tercera División.

Simultáneamente, para dificultar el envío de refuerzos de la División Oriental brasileña a Sena Pereira y asegurar así sus espaldas, dispuso fortificar la isla Martín García (fue llamada “La Fortaleza de la Constitución”), mientras que para la defensa de la costa bonaerense dejó atrás a su buque insignia, el Bergantín Independencia, al Bergantín República, la Barca Congreso y cuatro cañoneras, al mando del capitán de Marina Leonardo Rosales.

Típica en Brown, la medida era audaz, dado que en teoría la escuadra enviada era, en el mejor de los casos, de similar potencia a la brasileña; mientras que, tanto la fuerza de Martín García como la de defensa de Buenos Aires, eran claramente insuficientes para sus propósitos.

El 26 de diciembre de 1826 zarpó la escuadra argentina, arribando al río Uruguay el 28 de diciembre. Encontrando una escuadrilla de la Tercera División inició la persecución, dándole alcance el día 29 en el Yaguarí. Brown envió al comandante brasileño como emisario a John Halstead Coe, capitán de la Sarandí, intimándolo a la rendición, pero Sena Pereira tomó prisionero al parlamentario; con ello dio inicio al combate, que se extendió al día 30 de diciembre.[6] Dada la falta de viento y la estrechez del canal que impedía maniobrar adecuadamente, la acción no pasó de una escaramuza.
Boca del Yaguarí.

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Impedido de acceder al estrecho canal, Brown se retiró al sur hacia Punta Gorda para esperar a los brasileños. Previamente desembarcó un destacamento en la isla Vizcaíno para eliminar el ganado y envió instrucciones a la milicia de Santo Domingo de Soriano para que obstaculizara el abastecimiento de los brasileros. Estos últimos se retiraron hacia el norte, hasta Concepción del Uruguay (en la época todavía se la solía llamar Arroyo de la China), donde consiguieron alimentos.

Considerando la amenaza de la División Mariath sobre su retaguardia, Brown decidió regresar a Buenos Aires en búsqueda de refuerzos para Martín García. También encargó a Rosales regresar la Goleta Sarandí al Uruguay por el Paraná de las Palmas mientras ultimaba los preparativos, finalizados los cuales se reintegró a la flota, embarcado en una pequeña ballenera.

Preparativos

El 6 de enero se iniciaron los trabajos de fortificación. La División Mariath inició un avance sobre la isla con la corbeta Maceió, 4 bergantines y 5 goletas. El día 18, por dos veces, Brown ordenó salirles al encuentro; tras el cañoneo, la flota brasilera se retiró.
Almirante Pinto Guedes.

Brown deseaba por un lado atraer a la Tercera División al combate, pero también evitar que se uniera a la División Mariath, o que ésta atacara su retaguardia. Para lograrlo contaba con excelentes informes diarios de inteligencia, por lo que podía seguir los movimientos de la escuadra imperial e incluso influir en ellos. En efecto, el emisario enviado por Rodrigo Pinto Guedes con instrucciones para Sena Pereira había sido cooptado por patriotas en Montevideo, con lo que pasaba primero a dar novedades a Brown. Así, tuvo noticias de que Pinto Guedes comunicaba a Sena Pereira las órdenes dadas a Mariath de avanzar por el sur. Brown agregó a esas instrucciones la indicación de que la Tercera División debía bajar para el 7 de febrero y encontrarse con Mariath. Brown consideraba para esa fecha tener finalizadas las obras de fortificación y las baterías en Martín García, con lo que confiaba en mantener separado a Mariath, y por otro lado, forzar a la Tercera División a la batalla.

Los trabajos en el nuevo fuerte se aceleraron. Brown mismo trabajó de maestro albañil en la Santa Bárbara subterránea. El día 5 de febrero, las instalaciones estuvieron listas y Brown en un acto solemne le dio el nombre previsto, "Constitución". En su discurso a la guarnición, le hizo saber que muy probablemente en dos días la Escuadra Argentina se batiría con la de Sena Pereira.

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A comienzos de febrero se tuvo noticias de que la Tercera División se aprovisionaba en Arroyo de la China. El 3 de febrero había ya dejado Paysandú y el 6 de febrero se acercaban a Higuerita (actual Nueva Palmira), adonde arribó el 7. El mismo día 7, Brown trazó su plan de batalla, indicando a cada buque cual sería su objetivo. A las diez de la noche, la vanguardia argentina alcanzó la boca del río Paraná Guazú y se detuvo a esperar al resto de la flota.
Marco de las operaciones

Estuario del Río de la Plata.


La Guerra del Brasil, en febrero de 1827.


Teatro de Operaciones, Río de la Plata.


Situación previa en el Río de la Plata.

La batalla

Las fuerzas contendientes

Goleta Sarandí.

La escuadra argentina contaba con quince buques, entre ellos tres buques mayores: la Goleta Sarandí, nave insignia, al mando directo de Brown, la Goleta Maldonado al mando del joven Francisco Drummond -prometido de la hija de su comandante- y el Bergantín Balcarce, con catorce cañones de a seis y ocho, al mando del capitán Francisco José Seguí. Completaban la escuadra las goletas Pepa (al mando de Calixto Silva), Guanaco (Guillermo Enrique Granville), Unión (Malcolm Shannon), la sumaca Uruguay (Guillermo Mason) y ocho cañoneras. En total, 69 cañones y una dotación de unos 750 hombres.
Goleta La Pepa.


Batalla de Juncal
Parte de Guerra del Brasil

Batalla de Juncal

Fecha 8 y 9 de febrero de 1827
Lugar Isla Juncal, Río Uruguay
33°57′15″S 58°23′45″O / -33.95417, -58.39583
Resultado Victoria de las Provincias Unidas del Río de la Plata
Beligerantes
Provincias Unidas del Río de la Plata Imperio del Brasil
Comandantes
Guillermo Brown Jacinto Roque de Sena Pereira
Fuerzas en combate
1 Bergantín
5 Goletas
1 Sumaca
8 Cañoneras [69 cañones] 745-780 hombres.[1]
1 Bergantín
11 Goletas
5 Cañoneras [61 cañones] 750 hombres.[1]
Bajas
ningún buque, 17 muertos[1] 1 Bergantín
10 Goletas
4 Cañoneras
sin datos de muertos


La escuadra brasileña contaba con 17 naves (1 bergantín, 11 goletas y 5 cañoneras): la Goleta Oriental, nave insignia, al mando del Capitán Jacinto Roque de Sena Pereira, el Bergantín Dona Januária al mando de Pedro Antonio Carvalho, la Goleta Bertioga, comandada por el Teniente George Broom, la Liberdade do Sul al mando del teniente Augusto Venceslau da Silva Lisboa, la 12 de Outubro, la Goleta Fortuna (buque hospital),[15] la Goleta Vitoria de Colonia, la Goleta Itapoã bajo el comando del teniente Germano Máximo de Souza Aranha, la Goleta 7 de Março, la Goleta Brocoió al mando del tte. Francisco de Paula Osório, la Goleta 9 de Janeiro, la Goleta 7 de Setembro, dos cañoneras tipo goleta ("gun schooner"), la Atrevida y la Paraty y las cañoneras Cananéia, Paranaguá e Iguapé. En total, unos 65 cañones aproximadamente y una dotación de unos 750 hombres. Por primera y única vez en la guerra, existía una relativa paridad en las fuerzas contendientes; o, al menos, la ventaja brasilera no era tan grande.[16]
Estuario del Río Uruguay e Isla Juncal.

Disposición de batalla

La escuadra argentina fondeó al anochecer del día 7 entre la isla Juncal y el banco oeste del río. Al amanecer del 8 de febrero de 1827 divisó las velas brasileñas dirigiéndose río abajo, aprovechando el viento suave del norte, por lo que Brown ordenó levar anclas y colocó sus barcos en línea de batalla oblicuamente al sudeste desde la isla Juncal. La goleta Sarandí formaba en centro, en vanguardia la Maldonado y en retaguardia el Bergantín Balcarce.

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La flota brasileña continúo su avance hasta que, habiendo cesado el viento, fondeó a las 11:30, a 1.000 yardas de la línea argentina, con su nave insignia Oriental en el centro
Cañonera.

Comienzo de la acción

El clima era tormentoso, húmedo y caluroso, con vientos leves y en extremo variables en su dirección, lo que era habitual para la época del año en el litoral.

Apenas fondeó sus naves, Sena Pereira hizo soltar un brulote hacia la flota enemiga, pero éste fue hundido en pocos minutos por la artillería argentina.[18]
Juncal, inicio del combate (José Murature, Museo Naval).

Al mediodía Brown ordenó adelantar a remo a seis de sus cañoneras, las que abrieron fuego a larga distancia con sus cañones de 18 libras. Los cañones largos argentinos tenían en general mayor alcance y la precisión de sus artilleros era superior. No obstante, el intercambio duró sólo un par de horas, dado que una repentina sudestada separó a los adversarios forzándolos a suspender el combate.

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Los brasileños quedaron en posición dominante — a barlovento — por lo que Sena Pereira intentó ordenar a sus barcos en línea de ataque. Pero las maniobras de sus navíos fueron desastrosas: la goleta Liberdade do Sul encalló, mientras que el bergantín Dona Januária se salió de formación, desvió su rumbo y quedó al alcance del fuego simultáneo del General Balcarce, la Sarandí y tres cañoneras.
Bergantín Januaria.

A las 15:00 el viento cesó nuevamente, por lo que la acción se redujo al cañoneo de larga distancia. La visibilidad estaba reducida por el humo de los cañones, cuyo sonido era audible en lugares tan alejados como Buenos Aires y Colonia del Sacramento.

Finalmente se desató la tormenta. Los barcos se esforzaron infructuosamente en mantener sus posiciones. El General Balcarce se asentó sobre sus cuadernas terminales, pero logró mantenerse a flote.

La tormenta amainó y fue reemplazada por una brisa del nordeste, lo que intentó aprovechar Sena Pereira para retirarse hacia el norte y tomar mejores posiciones.

Nuevamente la maniobra fue malograda. El 12 de Outubro sólo pudo ser salvado con el auxilio de las restantes naves, mientras que la goleta hospital Fortuna no pudo fondear, derivando hacia las líneas argentinas, donde fue capturada. El teniente John Halstead Coe, prisionero a bordo desde su parlamento de diciembre de 1826, fue liberado.[20] Sólo a medianoche el escuadrón imperial consiguió reunir a sus navíos y fondear en desordenada formación río abajo, cerca de la isla Sola.
Juncal, 8 de febrero de 1827

Disposición inicial, 1130 hs.


Situación a las 1200 hs.


Situación a las 1500 hs.


Reunión flota Imperial, a las 2400 hs.

Segundo día

Exhaustos, los brasileños no fueron capaces de planificación alguna. Apenas amaneció, el capitán Sena Pereira se embarcó en el Oriental para definir con sus capitanes el plan de batalla: básicamente, si combatir navegando o fondeados. No hubo decisión, y Sena Pereira resolvió decidir su táctica sobre la marcha.

Por su parte, Brown estaba listo. A las 8:00, con brisa del sudeste, ordenó izar en el mástil de la Sarandí un paño de bandera rosa, señal para que la flota ocupara la posición de barlovento, virasen y avanzasen en línea contra los brasileños.[23]
Goleta Bertioga.

Sena Pereira ordenó formar en línea y fondear. Pero, nuevamente, la respuesta fue de confusión y desorden; algunas de las cañoneras salieron de formación, derivando a sotavento. Gritando con un megáfono trató inútilmente de poner orden. Pero, ante la rápida y ordenada aproximación argentina, cambió su decisión, ordenando ahora recibir al enemigo con las velas izadas.

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La Dona Januária, la Bertioga y la Oriental avanzaron con rapidez, pero terminaron con ello de romper la formación, dado que el resto de los barcos quedaron atrás y dispersos, muchos fuera de línea. Los tres barcos líderes quedaron así prontamente bajo el fuego del General Balcarce y la vanguardia argentina que llegaba cañoneando.

Seguí, al mando del General Balcarce, se lanzó sobre la Januária y con una descarga de banda pronto consiguió destrozar su bauprés. Con la siguiente derribó el trinquete,[25] y causó tales averías que la embarcación estuvo a punto de zozobrar. Sena Pereira ordenó a la pequeña goleta Vitoria de Colonia remolcar el bergantín, pero la goleta Uruguay tomó posición impidiéndolo.

El ataque fue tan rápido y devastador que su capitán, el teniente Pedro Antonio Carvalho, ordenó que sus cañones se concentraran en la artillería argentina y que un equipo procurara hundir el barco mientras él, con parte de la tripulación, abandonaba el navío dirigiéndose en los botes a la costa este

Por su parte Drummond, comandante de la Maldonado, atacó a la Bertioga, al mando de un antiguo camarada de armas, el teniente George Broom. El disparo certero del cañón pesado de una cañonera argentina derribó el mástil principal del Bertioga; el cual, incapacitado para maniobrar, fue obligado a rendirse tras media hora de combate.
Capitán Francisco J.Seguí.

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Mientras tanto, el General Balcarce de Seguí lideró un ataque combinado sobre la goleta Oriental. El fuego cruzado inutilizó los cañones, dejó la mitad de las carronadas destruidas y provocó 37 bajas, incluyendo entre los heridos al comandante Sena Pereira.

Pese a las pérdidas los brasileños no arriaron la bandera, dado que había sido clavada al mástil y, como refirió un cronista "no había a bordo hombre sano que subiera a desclavarla. Estaban contusos, heridos y muertos sus tripulantes, siendo de los primeros el jefe y muertos cuatro timoneles". Finalmente la nave insignia fue abordada y el capitán Francisco Seguí aceptó del comandante brasileño su espada en señal de rendición.

Decidida la jornada a favor de los republicanos, las goletas y cañoneras imperiales sobrevivientes cesaron el fuego y huyeron.
Juncal, 9 de febrero de 1827

Movimiento inicial, 0800 hs.


El combate.


Dispersión de la flota Imperial.

Brown traspasó el comando al General Balcarce y ordenó a la Sarandí y a las cañoneras continuar la persecución. Abordando la rendida nave capitana, al recibir la espada del comandante brasileño insistió en obsequiarla a Francisco José Seguí con las palabras "Usted es el héroe".

Brown se retiró con cuatro de las presas hacia Martín García para repararlas, escribir su parte y prepararse para un eventual intento de la División Auxiliar de Mariath, estacionada al sur de la isla, de forzar el paso al norte.

Martín García
Mariath, en 1839.

Efectivamente, las órdenes del capitán Mariath, al frente de un escuadrón de diez barcos, consistían en superar Martín García, tomar la retaguardia de la escuadra argentina y reforzar a la Tercera División de ser preciso.

No obstante, aún mientras ya se oía de tronar de los cañones en la lejanía, la aproximación era en demasía lenta y cautelosa. Mariath envió en vanguardia una goleta para verificar las aguas del Canal del Infierno, del lado este de la isla.

Dado que sus cañones pesados, 9 piezas fijas de 24, estaban situados del lado oeste frente al Gran Canal, la guarnición argentina desplazó al este las baterías móviles consistentes de 2 cañones de a 12 y un lanzador de Cohetes a la Congreve para cubrir un posible desembarco.

No obstante, no tuvieron necesidad de combatir: la goleta brasileña encalló y fue imposible reflotarla, por lo que Mariath descartó definitivamente el canal interno como vía de avance. En vez de revertir sobre el canal oeste, o intentar forzar nuevamente el paso por el Canal del Infierno, que su piloto juzgaba posible, el comandante brasileño inició un duelo de artillería con las baterías de Martín García, hasta que la tormenta le obligó a suspender la intrascendente acción.

Mariath consideraba que las aguas poco profundas, el tiempo inestable y las baterías de Martín García hacían muy riesgoso el pasaje por la isla. Así, al día siguiente, en la jornada del día 9, mientras la Tercera División era aniquilada, la División Auxiliar permanecía a la distancia como mera espectadora. El 10 de febrero decidió finalmente retirarse en dirección a Colonia del Sacramento, adonde arribaría recién una semana después.

La primera noticia de la derrota la llevaron, en la madrugada del 12 de febrero, ocho sobrevivientes del Oriental. Al mediodía llegó para confirmarla el bote del teniente Carvalho. El 14 arribó el Dona Paula, escoltando a la goleta Vitoria de Colonia y a una cañonera, los únicos barcos brasileños sobrevivientes.

La persecución

El día siguiente de la jornada fue capturada la goleta Brocoio, mientras que, poco después, dos cañoneras — la Paraty y la Iguapé — encallaron en su huida por la boca del Paraná y fueron también capturadas.

De la Tercera División sólo quedaban en operación, huyendo al norte aguas arriba del Uruguay, las goletas Liberdade do Sul, Itapoã, 7 de Março, 9 de Janeiro y 7 de Setembro, las cañoneras Cananéia y Paranaguá, un lanchón de 12 remos y dos lanchas más pequeñas. Había tomado el mando el teniente Germano de Souza Aranha, comandante de la goleta Itapoã. En la retirada, la Liberdade do Sul, la Itapoã y la 7 de Março, dañadas por el combate, fueron encalladas en un paraje llamado San Salvador e incendiadas. Los buques sobrevivientes siguieron hacia el norte, conduciendo hacinados en las pequeñas embarcaciones a 351 sobrevivientes, entre oficiales y tripulantes, con la intención de rendirse a las autoridades de la Provincia de Entre Ríos.

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Finalizada rápidamente la reorganización de sus fuerzas y desaparecida la amenaza de la División Mariath, ya el 14 de febrero Brown volvió al río Uruguay en la Maldonado y, con otros seis buques, salió en persecución de los sobrevivientes de Juncal. Al arribar el 15 a Fray Bentos, Brown recibió la novedad de que Souza Aranha, tras arrojar sus cañones por la borda, había rendido sus barcos al gobernador de Entre Ríos. El almirante fondeó frente a Gualeguaychú y solicitó la entrega de las naves y los prisioneros. Las autoridades entrerrianas resistieron la entrega, considerando que debía primar la capitulación efectuada ante la provincia. Brown rechazó de plano esa exigencia y montó una operación combinada por tierra y agua que le permitió capturar las embarcaciones refugiadas.

Navíos de la Tercera División
Goleta Oriental Capturada 29 de Diciembre
Goleta Bertioga Capturada 9 de Febrero
Bergantín Dona Januária Capturado 8 de Febrero
Goleta Brocoió Capturada (Paraná) 30 de Julio
Cañonera Paraty Capturada (Paraná) Cañonera N° 13
Cañonera Iguapé Capturada (Paraná) Cañonera N° 4
Goleta 12 de Outubro Capturada (Entre Ríos) Goleta 18 de Enero
Goleta 9 de Janeiro Capturada (Entre Ríos) 11 de Junio
Goleta 7 de Setembro Capturada (Entre Ríos) 25 de Febrero
Cañonera Cananéia Capturada (Entre Ríos) Cañonera N° 7
Cañonera Paranaguá Capturada (Entre Ríos) Cañonera N° 6
Goleta Libertade do Sul Incendiada -
Goleta Itapoã Incendiada -
Goleta 7 de Março Incendiada -
Goleta Fortuna Capturada Liberada
Goleta Vitoria de Colonia Sobreviviente -
Cañonera Atrevida Sobreviviente -

Consecuencias

Medalla a los vencedores de Juncal.

Con doce buques apresados, tres incendiados y sólo dos que pudieron escapar, la batalla implicó una considerable pérdida para los brasileños y representó el mayor triunfo de la escuadra argentina.

En el escenario general de la guerra, frustró el intento de cortar las líneas de la fuerza expedicionaria y de liberar el río Uruguay para una ofensiva sobre el litoral argentino, que posiblemente hubiera puesto fin a la Confederación misma o, al menos, hubiera producido la escisión de sus provincias litorales.

En Buenos Aires, Brown fue recibido con fogatas y orquestas. Se había convertido en el hombre más popular de la República.

Sena Pereira quedó prisionero de Brown. Este reconoció su valentía y lo recomendó a su gobierno, "por su bravura e intrépida defensa, que lo presentan como un compañero de armas". No obstante, Sena Pereira se fugó, faltando a la palabra empeñada. A principios de 1829, sería uno de los que entregaran la plaza de Montevideo a los orientales.

La victoria naval republicana en Juncal fue seguida rápidamente por la terrestre del 20 de febrero de 1827 en Ituzaingó y la del 28 de febrero de 1827 en Carmen de Patagones. A partir de ese momento, la situación del conflicto llegó a un punto muerto: el Imperio había sido vencido militarmente en todos los frentes, pero la Argentina era incapaz de aprovechar su ventaja.

Esta situación conduciría finalmente a la firma de la Convención Preliminar de Paz, por la que la Provincia Oriental — se independizó como el Estado Oriental del Uruguay.

Extraido en Wikipedia
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