Preliminares
Las Juntas de gobierno de Sevilla (Junta Suprema de España e Indias) y Granada comenzaron el reclutamiento de dos ejércitos, que debían cortar el camino a través de Sierra Morena a los franceses. El germen del Ejército de Andalucía lo formaban las tropas regulares del Campo de Gibraltar, 16 regimientos de infantería y 3 de caballería al mando del general Castaños. Por su parte, Teodoro Reding comenzó el reclutamiento de un segundo ejército, donde se encontraba su Regimiento Suizo de Reding nº 3, en la provincia de Granada. El reclutamiento fue masivo, destacando el número de voluntarios, que formaban más de la mitad del Ejército de Andalucía (unos 17.000 hombres).
A comienzos de junio, Pierre Dupont partió de Madrid para someter Andalucía y rescatar a la escuadra francesa de Rosilly, que permanecía en Cádiz. La dureza de la ruta, donde fueron acosados continuamente por bandoleros y cruzaron poblaciones hostiles; como Valdepeñas, que se levantó en armas el día 6, haciendo retroceder hasta Toledo a buena parte de su tropa (Contienda de Valdepeñas), le llevó a saquear Córdoba el 8 de junio. Cuando recibió la doble noticia de que la flota francesa en Cádiz se había rendido y que se estaba organizando un ejército para cortarle el paso, abandonó la ciudad y se recogió al amparo de Andújar, donde estableció su cuartel general el 18 de junio. El 26, recibe a la segunda división, al mando de Dominique Honoré Antoine Marie Vedel, que había derrotado a un contingente de voluntarios españoles en Despeñaperros, y había dejado un regimiento en La Carolina para proteger las comunicaciones con el centro de la Península.
El "plan de Porcuna"
Por su parte, Francisco Javier Castaños se reunió con los mandos españoles en Porcuna para decidir la gran estrategia a seguir. Dos divisiones, una regular al mando de Félix Jones y la de reserva al mando de Manuel de la Peña, que formaban las tropas de Castaños (unos 12.000 hombres) debían atacar Andújar, clavando a las fuerzas de Dupont. Una tercera división, formada por 8000 hombres al mando de Coupigny, cruzaría el Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina. Por último, Reding dirigiría al ejército de Granada (10.000 hombres) a través de Mengíbar.
El combate de Mengíbar
El 13 de julio, Reding se apresta a cruzar el Guadalquivir en Mengíbar. Esta población estaba defendida por unos 2000 hombres al mando del general Ligier-Belair. En la madrugada del 14, el primer escuadrón de dragones de Numancia y el de cazadores de Olivenza, al mando del general Francisco Xavier Venegas, hacen huir a la caballería francesa al otro lado del río. Ante la amenaza de nuevos ataques, Ligier-Belair evacua la población y solicita ayuda a Vedel.
Reding, por su parte, comienza el ataque el día 15 de julio muy temprano. Ante la llegada de Vedel a media mañana, interrumpe el ataque. Vedel abandonaría la posición posteriormente, ante la petición de refuerzos por parte de Dupont, y marcharía hacia Andújar.
Al día siguiente, Reding dispone todas sus fuerzas más refuerzos de Coupigny.
Castaños se dirigió a Sierra Morena desde su cuartel general en Utrera. El general, en una serie de osadas maniobras, desplazó su ejército de día y de noche, cambiando constantemente de dirección, de manera que las tropas francesas no pudiesen estar seguras de sus intenciones, mientras él se mantenía perfectamente al corriente de los movimientos franceses a través de los paisanos. Ante ello, el general Dupont envió una parte importante de sus fuerzas a La Carolina, con la intención de proteger el paso hacia Madrid de un posible ataque de Castaños, lo que le hubiese supuesto la incomunicación que tanto temía.
Dupont, desde Andújar, no se atrevió a plantear una batalla a las fuerzas de Castaños, y prefirió retroceder, buscando enlazar con las otras tropas francesas mandadas por los generales Vedel y Dufour, que venían en su ayuda y que estaban ya casi en el límite de la provincia. Al dirigirse con esa intención a Bailén el 18 de julio, se encontró con las tropas de Castaños que en esos momentos salían de la ciudad, y allí mismo se entabló la batalla.
Batalla de Bailén | |||||||
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Parte de Guerra de la Independencia Española, dentro de las Guerras Napoleónicas | |||||||
La Rendición de Bailén. José Casado del Alisal. Museo del Prado. | |||||||
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Beligerantes | |||||||
Imperio Francés | Reino de España | ||||||
Comandantes | |||||||
Pierre Antoine Dupont | Francisco Javier Castaños | ||||||
Fuerzas en combate | |||||||
21.130 regulares 3.300 caballería 24 cañones (10 piezas de 8 pulgadas y 14 de 4 pulgadas) | 27.110 entre regulares y milicianos 2.660 caballería 25 cañones | ||||||
Resultado: |
Bajas | |
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2200 muertos 400 heridos 17.635 prisioneros | 243 muertos 735 heridos |
La batalla
El hecho de que el enfrentamiento tuviese lugar a las mismas puertas de Bailén pudo ser decisivo para la victoria española: la población local apoyó en todo cuanto pudo a sus tropas. La ayuda más importante fue sin duda el suministro de agua para los soldados, en un día que los cronistas señalan como "especialmente caluroso" —en una región que ya de por sí registra elevadísimas temperaturas en esa época—. El suministro de agua no fue menos importante para las piezas de la excelente artillería española, que no dejaron de cumplir su cometido contra las tropas francesas. En el bando contrario, sin embargo, la efectividad de la artillería estuvo sustancialmente reducida por el exceso de calentamiento de los cañones.
Después de varios episodios de lucha muy virulenta, en unas condiciones climáticas asfixiantes, el general Dupont fue derrotado por las tropas del general Castaños antes de que las tropas del general francés Vedel, que volvían desde La Carolina al haber finalmente adivinado las intenciones del general Castaños, pudieran unirse a él. Unos 17.600 soldados franceses depusieron sus armas.
Las condiciones de la rendición fueron clementes e incluían que las tropas francesas fueran repatriadas a Francia. Sin embargo, estas condiciones no fueron cumplidas nunca: aunque Dupont y sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, una parte de sus hombres fueron deportados a la desolada isla de Cabrera (en el sur de la isla de Mallorca). No existía una cárcel propiamente dicha en la isla, sino que la propia isla "era" el cautiverio. Este cautiverio terminó en 1814 al firmarse la paz. Debido a la escasez de recursos de la isla y la falta de suministros por parte de las autoridades de la Junta de Defensa de Mallorca, no más de la mitad seguían vivos al finalizar la guerra, y en recuerdo de los muertos (enterrados en el Cementerio Francés) se erigió un monolito en la isla.
Consecuencias
La derrota del general Dupont en Bailén tuvo graves consecuencias para el esfuerzo de guerra francés. La noticia se extendió por toda la península y forzó al rey José I Bonaparte a abandonar Madrid, además de poner en duda la aparente invencibilidad de los franceses. Napoleón tuvo que acudir a la península con un nuevo y numeroso ejército para consolidar su dominio.
Escudo de la ciudad de Bailén
En el escudo de la ciudad de Bailén figura en lugar preferente un cántaro (agujereado), que se dice representa a María Bellido. Según la tradición, esta mujer habría utilizado el cántaro precisamente para suministrar agua a los soldados españoles; parece más bien, sin embargo, que se trata de una personificación simbólica: todo el conjunto de la ciudad habría colaborado con ese suministro durante la batalla, y el personaje de María Bellido se habría creado precisamente para personalizar el gesto, ya que dice la leyenda que una bala perforó el cántaro de esta mujer mientras estaba dando de beber a los soldados españoles.
San Martín y Bailén
No hay que olvidar que en la batalla de Bailén participó como ayudante de campo del marqués de Coupigny, José de San Martín, el futuro libertador de Argentina, Chile y Perú.
Extraido en Wikipedia
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