Los Guerreros Aztecas o Mexicas

El arte de guerra mexica abarca los aspectos más importantes del modo de guerrear y pelear que tenía esta sociedad militarista del Posclásico Tardío. Las fuerzas militares, armamento y estrategia fueron vitales para las expansiones realizadas en el Posclásico Tardío por la civilización mexica en Mesoamérica.

Este tema también abarca en particular la historia militar de los mexicas, la última Triple Alianza de Mesoamérica que integró la ciudad-estado de Tenochtitlan junto con las ciudades-estado de Tetzcuco (hoy Texcoco), Tlacopan (hoy Tacuba), y otras fuerzas militares aliadas de la región central de México.

Las fuerzas armadas estaban compuestas de un gran número de plebeyos (yaoquizqueh) que sólo poseían conocimientos y capacitación militares básicos, y un pequeño pero todavía considerable número de guerreros profesionales, pertenecientes a la nobleza (pipiltzin), los cuales se organizaron en diferentes sociedades guerreras, a las cuales eran integrados según sus logros en el campo de batalla.

El estado mexica estaba centrado alrededor de la expansión militar y del predominio político sobre otros pueblos, además de la exigencia de tributo de otras ciudades-estado, por lo cuál la guerra era la fuerza básica en la política mexica. La sociedad mexica también estaba centrada alrededor de la guerra; cada hombre mexica recibió formación militar básica desde temprana edad, ya que la guerra no solo era importante para el bien del imperio, también era para muchos, la única posibilidad de ascender en la pirámide social mexica, la única forma de dejar de ser plebeyos (macehualtzin).

Un guerrero azteca se destacaba por sus logros y habilidades militares, especialmente la toma de cautivos (maltin) para el sacrificio. El sacrificio de cautivos de guerra era una parte importante de muchos festivales religiosos de los aztecas. La guerra fue la principal fuerza impulsora de la economía del imperio y de la religión mexica.

Objetivos: Hubo dos objetivos principales en las guerras mexicas. El primer objetivo era político: el sometimiento de las ciudades-estado enemigas a fin de obtener el tributo correspondiente y ampliar la hegemonía política mexica. El segundo objetivo era religioso y socioeconómico: la toma de cautivos para ser sacrificados en ceremonias religiosas. Estos dos objetivos también influyeron en el tipo de guerra practicado por los mexicas. La mayoría de las guerras fueron principalmente por cuestiones políticas y fue impulsada por las expectativas de la nobleza mexica para con el huey tlatoani

Además la guerra sirvió para proporcionar crecimiento económico al imperio mediante la ampliación de los territorios imperiales, aumentando las fuentes de materias primas para el comercio y la sociedad, cosa que fue posible gracias a la expectativa de los plebeyos de tener una oportunidad de avanzar en la sociedad mediante el éxito en la guerra.

La primera acción de un tlatoani electo siempre era una campaña militar con el doble propósito de demostrar su capacidad como guerrero y así como dejar claro que sería tan duro sobre cualquier conducta rebelde como su predecesor, además también era para suministrar abundantes cautivos para los festejos de su ceremonia de coronación.

Una campaña de coronación fallida era vista como un muy mal augurio para la figura del tlatoani, ya que podría significar rebeliones en ciudades-estado (altépetl) sometidas por anteriores tlatoanis y la nobleza mexica dudaría de su capacidad de gobierno. Este fue el caso de Tízoc quien fue envenenado por los nobles mexicas después de varias campañas militares fallidas.

Fortificaciones
Las fortificaciones no solían ser muy utilizadas por los mexicas para controlar el territorio dentro de su imperio, pero hay ejemplos de fortificaciones construidas por los mexicas. Importantes ejemplos son las fortificaciones en Oztuma (Oztoman) donde los mexicas construyeron una guarnición para mantener a los rebeldes chontales bajo control, también en Quauhquechollan (hoy Huauquechula),cerca del actual Atlixco, los mexicas construyeron un fuerte a fin de tener fuerzas siempre cerca de sus enemigos tradicionales los tlaxcaltecas, chololtecas y huejotzincas, y en Malinalco cerca de Toluca, donde Ahuízotl mandó construir guarniciones y fortificaciones para vigilar a los matlatzincas, mazahuas y otomies y para tener tropas cerca del belicoso estado purépecha. Las fronteras también fueron vigiladas y al menos parcialmente fortificadas.

 Guerras floridas
Otro tipo de guerra practicado por los mexicas fueron las llamadas guerras floridas (xochiyáoyotl). Este tipo de guerra se luchó con pequeños ejércitos con previo acuerdo entre las partes involucradas. No estaban encaminadas a conquistar el altépetl enemigo, sino que sirvió a otros fines. Una era la toma de cautivos para el sacrificio y esto fue sin duda una parte importante de la mayoría de las guerras mexicas.

Fray Diego Durán afirma en sus cronicas que el xochiyáoyotl fue instituida por Tlacaélel durante la gran hambruna de Mesoamérica (1450-1454) bajo el reinado de Moctezuma Ilhuicamina. Estas fuentes afirman que Tlacaelel organizó con los dirigentes de Tlaxcala, Cholula, y Huexotzingo, para participar en batallas rituales que proporcione a todas las partes suficientes víctimas a apaciguar los dioses. Ross Hassig en 1988 planteó que el xochiyaoyotl tenía otros propósitos más políticos que religiosos, entre los cuales estarían:

1. Demostrar la superioridad militar mexica.
2. Debilitar gradualmente a otros altépetl.
3. Someter a enemigos difíciles como los tlaxcaltecas, sin entorpecer otras actividades del imperio.
4. Convencer a la gente, tanto a los propios mexicas como a otros pueblos, que era mejor no desobedecer al imperio, cosa que reafirmaba con los sacrificios hechos en el Templo Mayor de Tenochtitlán.

Organización del ejército

El ejército mexica estaba organizado en dos grupos. Los plebeyos, los cuales fueron organizados en divisiones llamadas calpulli, las cuales estaban bajo las órdenes de un tiachcahuan y/o de un calpoleque; y los nobles, que fueron organizados en sociedades de guerreros profesionales.

Aparte del tlatoani, los dirigentes de los guerreros mexicas fueron el gran general, o tlacochcalcatl y los generales de tropa o tlacateccatl. El tlacochcalcatl y los tlacateccatl también tenían que nombrar sucesores antes de ir a cualquier batalla a fin de que si murieran pudieran ser reemplazados inmediatamente.

Los sacerdotes también tomaron parte en la guerra, llevando las efigies sus deidades en la batalla junto a los ejércitos. La imagen abajo muestra al tlacateccatl y al tlacochcalcatl, junto con otros dos oficiales (probablemente sacerdotes) conocidos como huitznahuatl y ticocyahuacatl, todos vestidos con sus trajes de batalla o tlahuiztli.

Entrenamiento
Los hijos de los nobles eran educados y entrenados en el calmecac donde recibían educación militar avanzada así como en otros temas tales como astronomía, calendarios, poesía y religión. Por otra parte los hijos de plebeyos fueron educados en el telpochcalli donde recibían formación militar básica y aprendían un oficio.

Rangos en el ejército azteca
En el ejército azteca había varias categorías y rangos. La categoría más baja eran los cargadores o tamemes, quienes llevaban armas y suministros, la siguiente categoría la conformaban los jóvenes del telpochcalli encabezados por sus sargentos o telpochyahque; Después iban los plebeyos yaoquizqueh, y finalmente los plebeyos que habían tomado cautivos en guerras anteriores, los llamados tlamani.

Y por sobre estas categorías, iban los nobles de las "sociedades guerreras". Estos se agrupaban según el número de cautivos que habían tomado en anteriores batallas; el número de cautivos determinaba los diferentes trajes de los guerreros, llamados tlahuiztli, que se les permitía usar. Estos tlahuiztli eran cada vez más espectaculares conforme se ascendía de categoría, permitiendo a los mejores guerreros, los que habían tomado muchos cautivos, que los usaran en el campo de batalla.

Esta página del Codice Mendoza muestra el cambio gradual de tlahuiztli y armamento de un guerrero al progresar a través de diferentes rangos desde plebeyo, a tameme, a guerrero, a captor de prisioneros, y después a noble progresando en las sociedades guerreras desde guerrero noble a "guerrero águila", a "guerrero jaguar", a "Otomitl", a "guerrero rapado" y finalmente a "tlacateccatl".


Sociedades guerreras
Los guerreros sobresalientes en la batalla podían ser ascendidos a nobles y podían introducirse en algunas de las sociedades guerreras (al menos entre los guerreros águila y los guerreros jaguar). Los hijos de nobles capacitados en el calmécac sin embargo tenían que entrar en una de las sociedades progresando a través de los diferentes rangos, como cualquier otro soldado. Los guerreros podrían pasar de una sociedad a otra, cuando tuvieran suficiente mérito; exactamente cómo sucedía esto es incierto. Cada sociedad tenía diferentes modos de vestir y diferente armamento así como diferentes estilos de pintura corporal y facial y adornos en el uniforme.

Guerreros águila y guerreros jaguar
La mayor sociedad guerrera fue la de los guerreros águila (cuauhpipiltin, en singular cuauhpilli) y la de los guerreros jaguar (ocelopipiltin, en singular ocelopilli). Ambos vestían como el animal del que tomaban su nombre, algunos vistiendo pieles de grandes felinos y otros adornados con plumas de águila. Muchos de estos guerreros fueron representados en estatuas y en códices.

La poesía azteca también usa con frecuencia la frase "In cuauhtli, in ocelotl" (las águilas, los jaguares) para referirse a los nobles en la guerra. El cuartel de los guerreros águila y los guerreros jaguar fue el Quauhcalli "la casa de las águilas", situado en el recinto ceremonial en Tenochtitlan. Era el grupo de élite de las fuerzas armadas, algunos codices recogen la leyenda de que entraban en un profundo estado de meditación y podían permanecer en un sitio de cuclillas y sin moverse, sin comer ni beber durante al menos dos semanas, simplemente esperando el momento oportuno para atacar y matar de un golpe (como era usual) a su enemigo. Se estima que los guerreros águila y los guerreros jaguar causaron casi el 80% de las bajas españolas, antes, durante y después de la conquista.

Guerreros otomíes
Los Otomies (Otomih u Otontin) fueron otra sociedad guerrera la cual tomo su nombre de la gente otomí, la cual se resistió enérgicamente a la conquista. En fuentes históricas es frecuente confundir si la palabra otomitl "Otomi" se refiere a los miembros de la sociedad guerrera azteca, o a los miembros del grupo étnico que muchas veces se unió a los ejércitos aztecas como mercenarios o aliados.


Guerreros rapados
Los guerreros rapados (Cuachicqueh) eran la sociedad guerrera más prestigiosa. Sus cabezas estaban rapadas, excepto por una cresta de pelo al centro y una trenza sobre la oreja izquierda. Pintaban sus calvas y rostros en una mitad azul y en la otra rojo o amarillo. Al iniciarse juraban no dar un paso atrás durante la batalla bajo pena de muerte a manos de sus camaradas.

Armas arrojadizas
Guerrero jaguar (ocelōtl) con escudo (chimalli) y macana (mācuahuitl). Punta de obsidiana.

Átlatl: Era un arma utilizada para lanzar pequeñas jabalinas llamadas "tlacochtli" con mayor fuerza y mayor alcance que al ser lanzadas a mano. Murales en Teotihuacan muestran guerreros usando esta arma tan efectiva, que es característica de las culturas del México central.

Tlahuitolli: Arco.

Mitl: Flecha.

Yaomitl: Flechas con púas de obsidiana.

Micomitl: Aljaba azteca.

Tematlatl: Una honda hecha con fibras de maguey.


Armas manuales
Macuahuitl: Era una arma de mano, que era esencialmente una espada de madera con filos de obsidiana incrustados en los lados. Esta era el arma básica de los grupos de élite del ejército. También llamada en español con el nombre de origen taino "macana". Según los relatos, un golpe de esta arma podía decapitar a un caballo.
Tepoztopilli: Lanza de madera con filos de obsidiana en la punta.
Quauhololli: Mazo de madera.
Huitzauhqui: Mazo de madera con filos de obsidiana a los lados.


Armadura
Chimalli: Eran escudos hechos con diversos materiales; por ejemplo, madera, con la que se fabricaban los llamados "cuauhchimalli" o caña de maíz, con la que se confeccionaban los "otlachimalli". también había escudos hechos con oro, o decorados con trabajos en plumas, llamados "māhuizzoh chimalli".

Ichcahuipilli: Era una armadura de algodón acolchado, de uno o dos dedos de espesor. Este material era resistente a golpes con macuahuitl y a tiros con átlatl.

Ehuatl: La túnica que los nobles usaban sobre su ichcahuipilli o tlahuiztli.

Tlahuiztli: Eran los trajes decorados de los guerreros prestigiosos y de los miembros de las sociedades guerreras

Pamitl: Eran las enseñas que los comandantes y guerreros destacados portaban en sus espaldas. Eran diseñadas para ser vistas a distancia.

Cuatepoztli: Era un yelmo de madera que dependiendo del rango podría ir decorado con plumas o grabados; además de que solía tener forma de cabeza de águila o de cabeza de jaguar.

Campañas y batallas
Una vez que el tlatoani tomaba la decisión de ir a la guerra se daba la noticia en las plazas pidiendo la movilización del ejército con varios días o semanas de anticipación. Cuando las tropas estaban preparadas y cualquier altépetl aliado había sido advertido y había dado su consentimiento para participar en la campaña, la marcha comenzaba.


Generalmente los primeros en marchar eran los sacerdotes llevando las efigies de los dioses, al día siguiente la nobleza marchaba encabezada por el tlacochcalcatl y el tlacateccatl. Y en el tercer día el grueso del ejército azteca marchaba, seguido por los guerreros de otras ciudades de la alianza (Tlacopan y Texcoco), y finalmente, las fuerzas aliadas de otras ciudades, en algunas de estas ciudades, se unían otros guerreros durante la marcha, mientras el ejército pasaba por sus ciudades. Gracias al eficiente sistema de caminos a lo largo del México central, el ejército azteca marchaba, un promedio estimado de 19-32 kilómetros por día. El tamaño de los ejércitos aztecas variaba considerablemente de pequeńos contingentes de entre unos cientos y unos pocos miles de guerreros, a grandes ejércitos con cientos de miles de guerreros.

En la guerra contra Coixtlahuacan, el ejército azteca consistía de casi 200.000 guerreros y 100.000 tamemes. Otras fuentes mencionan ejércitos de hasta 700.000 hombres

La lucha normalmente empezaba al amanecer. Se utilizaban señales de humo para avisar sobre el inicio de una batalla y para coordinar ataques entre diferentes divisiones del ejército. La señal para atacar era dada por instrumentos musicales como tambores y conchas de caracoles (Tlapitzalli). Generalmente la batalla comenzaba con flechas y lanzas.

El grueso del ejército estaba compuesto por plebeyos armados con arcos y hondas. Entonces los guerreros se lanzaban al ataque, y durante esta fase, antes de la lucha cuerpo a cuerpo, se utilizaba el átlatl. Esta arma lanzamisiles era preferida para tiros cortos que las hondas y arcos, por ser mucho más letal. Los primeros guerreros en entrar en combate eran los más distinguidos guerreros de las sociedades Cuachicque (Rapados) y Otontin (Otomí); luego seguían los guerreros águila y los guerreros jaguar; y finalmente los plebeyos y jóvenes primerizos. Hasta bien entrado el combate, los rangos se mantenían y los aztecas intentaban acorralar o flanquear al enemigo, pero una vez que el combate comenzaban a intensificarse, las filas se rompían, y cada guerrero libraba su propia contienda mano a mano.

Los jóvenes participaban por primera vez en batalla, normalmente no se les permitía luchar antes de que la victoria azteca estaba asegurada, tras lo cual, se trataría de capturar presos durante la huida del enemigo. Se dice que, durante las guerras floridas, los guerreros aztecas solo capturaban a sus enemigos en lugar de matarlos, a veces cortando un tendon o incapacitando de otra manera a sus enemigos. Esto ha sido utilizado como argumento para explicar la derrota de los aztecas ante los españoles pero ya no es considerado como algo probable.

Gracias a nuevas fuentes, sabemos claramente que los aztecas mataban a sus enemigos españoles cuando tenían la oportunidad. Otras maniobras tácticas de los aztecas, consistían en fingir retiradas y elaborar emboscadas: pequeños grupos de soldados aztecas atacaban primero y se retiraban con lo que atraían y hacían caer al enemigo en una trampa, llevándolos a lugares donde había más guerreros ocultos. Si un enemigo intentaba refugiarse en su ciudad, la batalla continuaba. Pero como normalmente, el objetivo era conquistar una ciudad no destruirla. Una vez que la ciudad era conquistada el templo principal sería incendiado, proclamando a lo lejos, a todos los pueblos cercanos, la victoria de los aztecas . Si los enemigos aún se negaban a entregar el resto de la ciudad, esta podría ser incendiada, pero esto era poco frecuente.

Extraido en Wikipedia

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